Él me mostró la senda,
Descubrí ese trozo de vida,
Después de una pequeña muerte.
Un trozo de mi alma está unida
& eso hace que yo descienda
Lentamente.
Me hago consciente...
Me queda tu ausencia,
Altiva, orgullosa; es la soledad.
Con su frío mortal me besa la frente,
& el murmullo de mi llanto silencia
En la oscuridad.
Anida el recuerdo en mi vientre
Me quedo inmóvil, inerte.
Mis manos frías, palpan el vacío.
Esperando a que no te encuentre,
La soledad no quiere que despierte
De su juego impío.
Me corona la cabellera
Con rosas & espinas
Me viste de terciopelo & seda.
Con gusto, la soledad se esmera
En envolverme en ropas finas
Aunque sepa que a mí no me queda.
Nunca en mi vida he ostentado
De un porte suntuario
& ahora en el sepulcro,
Todo ha sido lo contrario.
Una ilusión de mí ha creado,
Como un escultor pulcro.
Ahora el silencio, contemplación.
Sellada por el epitafio de tu adiós,
Un ataúd lleno de hermosas flores
Que deseaste darme en cada ocasión
En la que estábamos solos los dos.
& no, por mí no llores.
En mármol oscuro talló mi silueta
Borró la risa, dejó labios secos
& sin luz, dejó mis ojos cerrados.
Las dos manos frías, sueltas & quietas,
El corazón expuesto, con todos sus huecos
& flores entre los dedos.
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