Tenía antojo de vivir
Esperanza de sentir.
Una mortaja me envuelve
& la oscuridad a mí vuelve.
En una habitación,
Entablaré una conversación
Citando a mis demonios,
Me cuentan sus testimonios.
Una pequeña luz mortecina
La habitación nos ilumina.
La esperanza menguante
Me abandona por un instante.
& sus voces me enloquecen,
Los ecos insanos permanecen.
Cada caricia deja en mí cicatriz
& en mi cara un gesto infeliz.
A mi al rededor, se pusieron a danzar
De mi desgracia se comenzaron a mofar,
"Él quiso encerrarnos en un ataúd,
& ahora te encerró en la solitud".
Pongo las manos frías sobre mi cara,
No quería que ninguna lágrima brotara
Pero no lo podía evitar,
En el silencio, me pongo a gritar.
A ver si mis pulmones los sacan
A ver si mi gritos sus ecos aplacan.
Quiero dejarlos en el exilio,
& me encuentro pidiendo auxilio.
& sé que grito al vacío
Estoy en un lugar sombrío.
Nadie escuchará...
Nadie acudirá.
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