Como un Día Normal: Acerca del Amor.

Era una calma aparente, porque era tan sólo un silencio lleno de dudas, de problemáticos pensamientos que se atravesaban como un torbellino desenfrenado que arrasaba con todo lo que encontraba a su paso, hasta que por fin; llegó al silencio. Lo arrasó provocando un grito, un grito ahogado en lágrimas, en dolor retorcido. Pero cuando el eco por fin se extinguió, quedando en el olvido de una habitación muda & sorda; una verdadera calma se instaló al rededor, se sentía mejor que la primera calma de la que hablaba porque ya todo se había ido... todo dolor, angustia, tristeza, emoción... & sólo quedaba una llana sensación de serenidad. A veces, tenemos que gritar desde el fondo de nuestros pulmones para que salga aquello que tanto hemos anhelado decir a alguien que quizá, ya no puede o ya no quiere escucharnos... & sabes bien, que ese del que hablo eres tú. Tú que te has ido, que has dejado el vacío infinito que lleno con café & cigarrillos vespertinos, al que he reemplazado por la compañía fiel de la soledad; que de una u otra forma, ha sido mi mejor & única aliada, no es una unión lésbica, es más fraterna, más tranquila... con más calma que cuando te amé con fervor & pasión derrochada. Entonces te pido, déjame con mi amadísima Soledad, ella acaricia mi cabello cuando siente que la pierdo o que la olvido, para recordarme que ella & yo, somos la misma. Compartimos la misma esencia taciturna, frágil & oscura, & ella usa mi cuerpo para pretender ser tangible en el mundo. Déjala habitar en esta piel, porque algún día, polvo será...