¡Contáctanos!
Comentarios, sugerencias o cualquier inquietud que se le presente contáctenos a esta dirección:
rythm.killer.kalo@gmail.com
Wednesday, December 10, 2014
Pain (Straight to My Heart)
Estoy sentada frente a mi almohada,
Le cuento lo que mis lágrimas callan.
Aquellos sollozos ahogados.
Son todos mis recuerdos,
Los que por mis mejillas resbalan.
& así, cada noche hasta la madrugada.
Me quedó un agujero en las entrañas
Evapora el amor que me puedan dar.
Me pregunto, tan ilusa, si me extrañas,
Pero ya no te puedo escuchar.
Tenías el poder de destrozarme.
Sabías por donde comenzar,
& yo lo consentí.
& ahora sin ti,
Ya nada me puede remendar,
& este dolor terminará por matarme.
Me dejaste el recuerdo.
Dulce veneno...
Directo al corazón.
Le cuento lo que mis lágrimas callan.
Aquellos sollozos ahogados.
Son todos mis recuerdos,
Los que por mis mejillas resbalan.
& así, cada noche hasta la madrugada.
Me quedó un agujero en las entrañas
Evapora el amor que me puedan dar.
Me pregunto, tan ilusa, si me extrañas,
Pero ya no te puedo escuchar.
Tenías el poder de destrozarme.
Sabías por donde comenzar,
& yo lo consentí.
& ahora sin ti,
Ya nada me puede remendar,
& este dolor terminará por matarme.
Me dejaste el recuerdo.
Dulce veneno...
Directo al corazón.
Tuesday, November 18, 2014
Detox Journey.
Eran nuestras almas agitadas,
De las reglas están cansadas,
Aquellas que te hacen prisionero
Dentro de tu propio cuerpo.
Entonces las costillas nos rompemos,
El esternón nos arrancamos
& dejamos al aire el corazón.
Con las caricias nos desnudamos
De toda la toxicidad que acumulamos
En aquello que llaman rutina,
Aquello que fabricamos tú & yo.
Podemos escuchar nuestros latidos,
El sonido que activa nuestros sentidos
Cuando estamos casi muertos.
& cuando reímos sentimos renacer,
De una realidad paralela parecemos volver...
Pero no, tan sólo olvidaste observar,
Olvidaste ser.
De las reglas están cansadas,
Aquellas que te hacen prisionero
Dentro de tu propio cuerpo.
Entonces las costillas nos rompemos,
El esternón nos arrancamos
& dejamos al aire el corazón.
Con las caricias nos desnudamos
De toda la toxicidad que acumulamos
En aquello que llaman rutina,
Aquello que fabricamos tú & yo.
Podemos escuchar nuestros latidos,
El sonido que activa nuestros sentidos
Cuando estamos casi muertos.
& cuando reímos sentimos renacer,
De una realidad paralela parecemos volver...
Pero no, tan sólo olvidaste observar,
Olvidaste ser.
Wednesday, November 05, 2014
Étoiles: Souvenirs de l'innocence.
Hoy por hoy, voy caminando
En un valle de preguntas.
Las horas se van volando...
& con ellas las respuestas.
Ha llegado la tarde
Me saluda con tristeza
Porque el sol ya no arde.
& en la ciudad chillan las sirenas,
Gimiendo la muerte de otro ser.
& lo olvidas por las bocinas
Que te vuelven a ensordecer.
& la luna con su ojo solitario
Me cuenta otra de sus viejas historias,
De esas que no salen en el diario.
Un tenue brillo en el cielo me guiña,
& sólo me invita a suspirar...
Me recuerda cuando era una niña
& era estrella cada luz que veía brillar.
En un valle de preguntas.
Las horas se van volando...
& con ellas las respuestas.
Ha llegado la tarde
Me saluda con tristeza
Porque el sol ya no arde.
& en la ciudad chillan las sirenas,
Gimiendo la muerte de otro ser.
& lo olvidas por las bocinas
Que te vuelven a ensordecer.
& la luna con su ojo solitario
Me cuenta otra de sus viejas historias,
De esas que no salen en el diario.
Un tenue brillo en el cielo me guiña,
& sólo me invita a suspirar...
Me recuerda cuando era una niña
& era estrella cada luz que veía brillar.
Tuesday, October 28, 2014
A Getaway Plan.
Aquellas manos suaves & cálidas que solía acariciar todas las mañanas se habían transformado en dos caricias heladas, desprendidas del mismo invierno. Aquella mujer con una piel iluminada por el sol se había convertido en la misma hija de la luna, su palidez, su temperatura, casi como un hielo, estaba enmarcada por aquellos cabellos que habían perdido luminosidad. Su mirada... Su mirada extraviada en algún sitio, dentro de aquella mente cuyas voces se hacían más fuertes que la suya misma. Su respiración contenida en aquella jaula torácica que se expandía & estrechaba con un ritmo casi imperceptible se había tragado la risa & el llanto por igual. Pobre aquella chispa que vivía dentro de aquello que parecía ahora más como un cadáver, había brillado & con la misma intensidad se ofuscó, hasta agostarse.
<< Es hora de su medicina... Le pido por favor que se retire. >> La enfermera lo repetía todos los días exactamente a las 5:35 p.m.; la hora de la medicina decía ella... Pero yo sabía que era la hora de decirle adiós a una parte más de la persona que conocí. Me despedí de ella esa tarde, como lo hice muchas otras veces, << Adiós Elle, te veo mañana. >> Ella no respondió nada... El silencio era su nueva voz & yo me entristecía al darme la vuelta. ¿Qué sucedió con Elle? Hacía años que no la veía reír o llorar, me contaban las enfermeras que siempre se sentaba por las mañanas a alimentar a las tortugas de un estanque & después, no se movía más. Llegaba por las tardes, la visitaba & no obtenía respuesta alguna. Así, pasaron 3 años en un letargo interminable. O eso era lo que creía yo.
* Ring... Ring... Ring... *
Son las tres de la mañana... ¿Quién será a esta hora? Me pondré la bata & contestaré.
Del otro lado de la línea telefónica la voz consternada de una de las enfermeras del sanatorio me preguntaba por Elle, había escapado del sanatorio esta noche. Sé que esta tarde no fui a visitarla, se me pasó por completo. No la fui a visitar. Claro que la buscaré. No, que no está aquí. ¿Cómo se les escapó? ¿Por qué escapó? Dios... Nunca sabré a dónde pudo haber ido. Soy la única persona que puede responder por ella & ahora, no sé por dónde comenzar a buscar.
***
Elle abrió una ventana que estaba en el despacho del doctor encargado, notó lo cerca que estaba de la calle, sólo debía caminar un poco más, para ser libre. Tomó una sudadera de color negro & se la colocó. Se despidió del lugar & se echó a andar. Ella llevaba puesto el jeans con el que había entrado al sanatorio, las mismas botas de piel color negro, la misma camisa gris con el estampado de sus cómics favoritos a los 20. La calle era un territorio totalmente nuevo, diferente. Las luces del alumbrado público la cegaban un poco, pero conforme se comenzó a alejar del sanatorio, sentía más deseos de correr. Era una mujer sin nombre & sin freno, sin pasado & sin recuerdos. Cuando la fatiga la venció se dio cuenta que estaba en una calle que parecía familiar. Ese aroma... café. Volteó & vio en uno de los locales al rededor con mesas, personas en ellas, comida, pastel, café. ¿Hace cuánto no bebía uno? Se acercó al vidrio que la separaba de su antojo & lo vio. De pronto, levantó la vista & un hombre la estaba observando. Ella al verlo, se sintió asustada, & como un cervatillo en el bosque, corrió a perderse entre la multitud. Colores, olores... texturas entre la multitud. Ya casi había olvidado a qué olía la ciudad... el smog, los perfumes, el frío... todo tenía un aroma característico. Seguía andando & encontró un puestecillo, donde las flores eran la atracción principal. De esas no había en el jardín del sanatorio. Rosas, claveles, girasoles... Olor, color... Algo que casi estaba olvidado. La encargada le preguntó si quería una flor, ella no sabía como responder a la cortesía. Puso de vuelta una orquídea que había tomado de un recipiente & se fue. Se puso las manos heladas entre las bolsas de la sudadera & siguió caminando entre la ciudad.
***
Claro que no se de ella. Si supiera, por su bien les avisaría. No sé nada de la familia de Elle. No sé dónde vive o dónde nació. Sólo sé que se llama Elle Stillwell. No sé señorita... Aún la busco. Espero que ustedes la estén buscando también. Gracias, manténgame informada por favor. Dios... aún no aparece... ¿Dónde te metiste Elle?
***
Elle había dormido en la puerta de una iglesia. El sacristán salió a tempranas horas de la mañana a limpiar el atrio & se encontró con una mujer. Llamó preciso al cura. Cuando ambos hombres habían llegado, la mujer se había esfumado. La mujer sentía hambre. Su estómago había a comenzar a hacer esos ruiditos que anunciaban las horas de ayuno que había pasado, pero eso no importaba, ella quería seguir andando. Pasó por diferentes calles & entró en un pequeño restaurante que servía la comida típica del lugar. Ella se sentó & le preguntaron por lo que quería comer, ella sin entender, sólo respondió dando su pedido. La mesera gentilmente le sirvió un café, le llevó el pan & ella lo veía. Cuando la mesera se retiró, ella devoró el pan. Elle no recordaba el sabor de un pan. La mesera llevó la comida a la mesa & ella agradeció & la comió. Cuando hubo terminado, la mesera que la atendió se acercó dándole la cuenta. ¿La cuenta? ¿Qué era eso? La mirada de incertidumbre de Elle no sabía como responder a la exigencia de la mesera. La mesera llamó a la dueña del lugar & justo cuando la dueña iba a cobrarle la comida, un joven de mirada gentil & suave le pagó la comida. Elle sentía vergüenza & escondió la cara entre las manos. La mesera & la dueña se marcharon de la mesa. & ese joven, de cabello rizado & mirada suave se había quedado ahí. Esperó un momento a que ella levantara el rostro pero no lo hacía. Así que él decidió hablar.
- ¿Te lo has comido todo?
- Sí... - Elle hizo una pausa - Gracias.
- ¿& cómo se llama la persona a la que invité?
- Elle. - dijo casi murmurando.
- Mucho gusto Elle. - se recostó sobre el respaldo & bebió un sorbo de café.
- Gracias... Hace tiempo que no comía algo así.
- ¿Has estado fuera?
- Algo así...
- Comprendo. - Bebió su café de nuevo - Me llamo Frank, por si tenías dudas...
- Oh... - la pena invadía a Elle. - Oiga... Yo quisiera agradecerle, pero no tengo nada.
- Mmm... Déjame pensar, ¿cómo esta señorita puede pagarme? - Elle le miró con miedo.
- Creo que debo... - Frank la interrumpió.
- Ya sé como. Probablemente te parecerá estúpido pero, ¿quisieras charlar conmigo, aquí mismo?
- ¿En verdad eso quiere? - Elle estaba incrédula.
- Claro, después de todo, yo también he estado lejos de este lugar... sólo regresé para recordar.
& así, Frank comenzó a hablar con Elle. Charlaron sobre el café, los lugares que Frank había visitado a causa de su trabajo, la charla se fue volviendo cada vez más amena & la acompañó un café más & una pequeña tarta de frutas la mañana se fue volando. & se despidieron, en la puerta del restaurante, Elle prometió verle al día siguiente para charlar más.
***
Elle Stillwell, así se llama. ¿Alguien la vio? ¿Dónde dijo? El Café Primavera, calle Plumrose, ahí la buscaremos. ¿Ustedes van a esa zona? Yo también iré. Gracias por la información.
***
Elle estuvo rondando toda la tarde en la ciudad, caminaba de aquí... para allá. Buscando algo que ni ella sabía qué era. Seguía a sus pies, como si ellos llevaran una ruta trazada inconscientemente. Se detuvo frente a una galería de arte. Aquellas obras, esculturas, lienzos... Eso la atraía inmensamente. Lo vio desde el otro lado del vidrio & por casualidad, Frank estaba ahí. Aquella casualidad los hizo sonreír. Elle estaba sonriendo. Se palpaba los labios con la punta de sus dedos & sentía eso extraño en su rostro. Pronto, él decía esas cosas graciosas que la hacían reir. ¿Risa? Hace cuánto no la sentía... De pronto, detallaba aquel rostro que hace unas horas era desconocido. Cabello rizado, abundante, sus ojos sinceros, de mirar oscuro, profundo... tierno. Sus labios expresivos. Su risa, era especialmente graciosa. Sus cejas gruesas, marcaban el compás de sus emociones. ¿Jugo de fresa? Gracias. & la charla continuaba en la banca de un parque.
Frank notaba algo peculiar en tan extraño ser. No eran los ojos negros, el cabello café, la piel pálida o los labios rosados. & tampoco eran las ojeras... Sus palabras, sus experiencias... Todo en ella era distinto, lejano a lo que conocemos. ¿Dónde habías estado Elle? Silencio. No, no... No quería incomodarte. Reanudó la charla con cosas más sencillas. Frank debía irse a acomodar su nueva casa.
Ella se sentía agitada... Elle había estado en el sanatorio, al norte de la ciudad. No, no estaba loca... Pero ese lugar era la tumba de los que no mueren, aquellos que están en ese estado de letargo, que se han consumido en sus propias vidas... Hasta que son solamente cenizas de lo que alguna vez fue. Frank no era más que un punto en el horizonte. Elle comenzó a correr hacia la dirección contraria. No sabía qué sentía. Tenía ganas de gritar, algo en ella dolía... Dolía mucho. Él era tan sublime, tan magno... pero a la vez, era tan sencillo, tan noble. ¿Cómo decirle? ¿Qué le diría? Era una fugitiva, sin más que un nombre que no sabía de dónde provenía... ¿Quién era Elle Stillwell? Aquella carrera en la ciudad la dejó exhausta. Hizo una pausa en medio de la agitada tarde, el aire parecía jamás entrar o salir de su cuerpo, dejó salir un suspiro que parecía petrificar los movimientos, las personas, los sucesos... el tiempo. El hálito que dejaba salir desde sus entrañas era visible en el frío, ahí ahogó el grito que se guardaba entre los pulmones & siguió caminando... ¿Hasta dónde podrá llegar con ese grito que le oprime el pecho?
***
¿Usted ha visto a esta persona? Sí, se llama Elle. ¿Dónde dijo? Soy su amiga, Selene. Si la vuelve a ver, por favor, dígale que me llame. Le dejaré mi número. No, no, mejor ¿sabe qué? Llévela a mi casa, aquí está mi dirección. Que Dios le bendiga.
***
Frank esperó a Elle en el café la mañana siguiente. Él esperaba con un ramo de tulipanes. Se había puesto una chaqueta negra, una camisa azul, su jeans favorito. Ya habían pasado 3 horas después de lo acordado. La mujer que había aparecido ayer & le había mostrado una fotografía donde estaban ella & Elle le había desconcertado. & las dudas comenzaban a aflorar, a borbotear en su cabeza como una sustancia espesa que entorpece el pensamiento... cuando hundido en sus dudas, volvió a ver & vio a Elle en la ventana, viéndole. Él salió & ella le confesó la verdad, sin mediar cortesías, directo a su corazón. Entonces Frank la observó... Una mujer sin pasado... sin recuerdos... Pero tenía algo más. Sin pensarlo dos veces, Frank la tomó de la mano & le susurró al oído: vamos lejos de aquí, donde nadie nos conozca... Yo te ayudaré a recordar Elle. Frank pidió dos cafés para llevar.
- Vamos a despedirnos de tu amiga, ella me encontró por la calle anoche. ¿Te parece bien?
- Sí, no quiero angustiarla más. - bajó el rostro - Gracias Frank.
***
Elle dejó una nota, escrita en una servilleta. No creo que vuelva a verla... No... No la busque más. Dijo en la nota, que me buscaría pronto. Gracias...
Ay Elle... ¿Qué te has ido a buscar?
<< Es hora de su medicina... Le pido por favor que se retire. >> La enfermera lo repetía todos los días exactamente a las 5:35 p.m.; la hora de la medicina decía ella... Pero yo sabía que era la hora de decirle adiós a una parte más de la persona que conocí. Me despedí de ella esa tarde, como lo hice muchas otras veces, << Adiós Elle, te veo mañana. >> Ella no respondió nada... El silencio era su nueva voz & yo me entristecía al darme la vuelta. ¿Qué sucedió con Elle? Hacía años que no la veía reír o llorar, me contaban las enfermeras que siempre se sentaba por las mañanas a alimentar a las tortugas de un estanque & después, no se movía más. Llegaba por las tardes, la visitaba & no obtenía respuesta alguna. Así, pasaron 3 años en un letargo interminable. O eso era lo que creía yo.
* Ring... Ring... Ring... *
Son las tres de la mañana... ¿Quién será a esta hora? Me pondré la bata & contestaré.
Del otro lado de la línea telefónica la voz consternada de una de las enfermeras del sanatorio me preguntaba por Elle, había escapado del sanatorio esta noche. Sé que esta tarde no fui a visitarla, se me pasó por completo. No la fui a visitar. Claro que la buscaré. No, que no está aquí. ¿Cómo se les escapó? ¿Por qué escapó? Dios... Nunca sabré a dónde pudo haber ido. Soy la única persona que puede responder por ella & ahora, no sé por dónde comenzar a buscar.
***
Elle abrió una ventana que estaba en el despacho del doctor encargado, notó lo cerca que estaba de la calle, sólo debía caminar un poco más, para ser libre. Tomó una sudadera de color negro & se la colocó. Se despidió del lugar & se echó a andar. Ella llevaba puesto el jeans con el que había entrado al sanatorio, las mismas botas de piel color negro, la misma camisa gris con el estampado de sus cómics favoritos a los 20. La calle era un territorio totalmente nuevo, diferente. Las luces del alumbrado público la cegaban un poco, pero conforme se comenzó a alejar del sanatorio, sentía más deseos de correr. Era una mujer sin nombre & sin freno, sin pasado & sin recuerdos. Cuando la fatiga la venció se dio cuenta que estaba en una calle que parecía familiar. Ese aroma... café. Volteó & vio en uno de los locales al rededor con mesas, personas en ellas, comida, pastel, café. ¿Hace cuánto no bebía uno? Se acercó al vidrio que la separaba de su antojo & lo vio. De pronto, levantó la vista & un hombre la estaba observando. Ella al verlo, se sintió asustada, & como un cervatillo en el bosque, corrió a perderse entre la multitud. Colores, olores... texturas entre la multitud. Ya casi había olvidado a qué olía la ciudad... el smog, los perfumes, el frío... todo tenía un aroma característico. Seguía andando & encontró un puestecillo, donde las flores eran la atracción principal. De esas no había en el jardín del sanatorio. Rosas, claveles, girasoles... Olor, color... Algo que casi estaba olvidado. La encargada le preguntó si quería una flor, ella no sabía como responder a la cortesía. Puso de vuelta una orquídea que había tomado de un recipiente & se fue. Se puso las manos heladas entre las bolsas de la sudadera & siguió caminando entre la ciudad.
***
Claro que no se de ella. Si supiera, por su bien les avisaría. No sé nada de la familia de Elle. No sé dónde vive o dónde nació. Sólo sé que se llama Elle Stillwell. No sé señorita... Aún la busco. Espero que ustedes la estén buscando también. Gracias, manténgame informada por favor. Dios... aún no aparece... ¿Dónde te metiste Elle?
***
Elle había dormido en la puerta de una iglesia. El sacristán salió a tempranas horas de la mañana a limpiar el atrio & se encontró con una mujer. Llamó preciso al cura. Cuando ambos hombres habían llegado, la mujer se había esfumado. La mujer sentía hambre. Su estómago había a comenzar a hacer esos ruiditos que anunciaban las horas de ayuno que había pasado, pero eso no importaba, ella quería seguir andando. Pasó por diferentes calles & entró en un pequeño restaurante que servía la comida típica del lugar. Ella se sentó & le preguntaron por lo que quería comer, ella sin entender, sólo respondió dando su pedido. La mesera gentilmente le sirvió un café, le llevó el pan & ella lo veía. Cuando la mesera se retiró, ella devoró el pan. Elle no recordaba el sabor de un pan. La mesera llevó la comida a la mesa & ella agradeció & la comió. Cuando hubo terminado, la mesera que la atendió se acercó dándole la cuenta. ¿La cuenta? ¿Qué era eso? La mirada de incertidumbre de Elle no sabía como responder a la exigencia de la mesera. La mesera llamó a la dueña del lugar & justo cuando la dueña iba a cobrarle la comida, un joven de mirada gentil & suave le pagó la comida. Elle sentía vergüenza & escondió la cara entre las manos. La mesera & la dueña se marcharon de la mesa. & ese joven, de cabello rizado & mirada suave se había quedado ahí. Esperó un momento a que ella levantara el rostro pero no lo hacía. Así que él decidió hablar.
- ¿Te lo has comido todo?
- Sí... - Elle hizo una pausa - Gracias.
- ¿& cómo se llama la persona a la que invité?
- Elle. - dijo casi murmurando.
- Mucho gusto Elle. - se recostó sobre el respaldo & bebió un sorbo de café.
- Gracias... Hace tiempo que no comía algo así.
- ¿Has estado fuera?
- Algo así...
- Comprendo. - Bebió su café de nuevo - Me llamo Frank, por si tenías dudas...
- Oh... - la pena invadía a Elle. - Oiga... Yo quisiera agradecerle, pero no tengo nada.
- Mmm... Déjame pensar, ¿cómo esta señorita puede pagarme? - Elle le miró con miedo.
- Creo que debo... - Frank la interrumpió.
- Ya sé como. Probablemente te parecerá estúpido pero, ¿quisieras charlar conmigo, aquí mismo?
- ¿En verdad eso quiere? - Elle estaba incrédula.
- Claro, después de todo, yo también he estado lejos de este lugar... sólo regresé para recordar.
& así, Frank comenzó a hablar con Elle. Charlaron sobre el café, los lugares que Frank había visitado a causa de su trabajo, la charla se fue volviendo cada vez más amena & la acompañó un café más & una pequeña tarta de frutas la mañana se fue volando. & se despidieron, en la puerta del restaurante, Elle prometió verle al día siguiente para charlar más.
***
Elle Stillwell, así se llama. ¿Alguien la vio? ¿Dónde dijo? El Café Primavera, calle Plumrose, ahí la buscaremos. ¿Ustedes van a esa zona? Yo también iré. Gracias por la información.
***
Elle estuvo rondando toda la tarde en la ciudad, caminaba de aquí... para allá. Buscando algo que ni ella sabía qué era. Seguía a sus pies, como si ellos llevaran una ruta trazada inconscientemente. Se detuvo frente a una galería de arte. Aquellas obras, esculturas, lienzos... Eso la atraía inmensamente. Lo vio desde el otro lado del vidrio & por casualidad, Frank estaba ahí. Aquella casualidad los hizo sonreír. Elle estaba sonriendo. Se palpaba los labios con la punta de sus dedos & sentía eso extraño en su rostro. Pronto, él decía esas cosas graciosas que la hacían reir. ¿Risa? Hace cuánto no la sentía... De pronto, detallaba aquel rostro que hace unas horas era desconocido. Cabello rizado, abundante, sus ojos sinceros, de mirar oscuro, profundo... tierno. Sus labios expresivos. Su risa, era especialmente graciosa. Sus cejas gruesas, marcaban el compás de sus emociones. ¿Jugo de fresa? Gracias. & la charla continuaba en la banca de un parque.
Frank notaba algo peculiar en tan extraño ser. No eran los ojos negros, el cabello café, la piel pálida o los labios rosados. & tampoco eran las ojeras... Sus palabras, sus experiencias... Todo en ella era distinto, lejano a lo que conocemos. ¿Dónde habías estado Elle? Silencio. No, no... No quería incomodarte. Reanudó la charla con cosas más sencillas. Frank debía irse a acomodar su nueva casa.
Ella se sentía agitada... Elle había estado en el sanatorio, al norte de la ciudad. No, no estaba loca... Pero ese lugar era la tumba de los que no mueren, aquellos que están en ese estado de letargo, que se han consumido en sus propias vidas... Hasta que son solamente cenizas de lo que alguna vez fue. Frank no era más que un punto en el horizonte. Elle comenzó a correr hacia la dirección contraria. No sabía qué sentía. Tenía ganas de gritar, algo en ella dolía... Dolía mucho. Él era tan sublime, tan magno... pero a la vez, era tan sencillo, tan noble. ¿Cómo decirle? ¿Qué le diría? Era una fugitiva, sin más que un nombre que no sabía de dónde provenía... ¿Quién era Elle Stillwell? Aquella carrera en la ciudad la dejó exhausta. Hizo una pausa en medio de la agitada tarde, el aire parecía jamás entrar o salir de su cuerpo, dejó salir un suspiro que parecía petrificar los movimientos, las personas, los sucesos... el tiempo. El hálito que dejaba salir desde sus entrañas era visible en el frío, ahí ahogó el grito que se guardaba entre los pulmones & siguió caminando... ¿Hasta dónde podrá llegar con ese grito que le oprime el pecho?
***
¿Usted ha visto a esta persona? Sí, se llama Elle. ¿Dónde dijo? Soy su amiga, Selene. Si la vuelve a ver, por favor, dígale que me llame. Le dejaré mi número. No, no, mejor ¿sabe qué? Llévela a mi casa, aquí está mi dirección. Que Dios le bendiga.
***
Frank esperó a Elle en el café la mañana siguiente. Él esperaba con un ramo de tulipanes. Se había puesto una chaqueta negra, una camisa azul, su jeans favorito. Ya habían pasado 3 horas después de lo acordado. La mujer que había aparecido ayer & le había mostrado una fotografía donde estaban ella & Elle le había desconcertado. & las dudas comenzaban a aflorar, a borbotear en su cabeza como una sustancia espesa que entorpece el pensamiento... cuando hundido en sus dudas, volvió a ver & vio a Elle en la ventana, viéndole. Él salió & ella le confesó la verdad, sin mediar cortesías, directo a su corazón. Entonces Frank la observó... Una mujer sin pasado... sin recuerdos... Pero tenía algo más. Sin pensarlo dos veces, Frank la tomó de la mano & le susurró al oído: vamos lejos de aquí, donde nadie nos conozca... Yo te ayudaré a recordar Elle. Frank pidió dos cafés para llevar.
- Vamos a despedirnos de tu amiga, ella me encontró por la calle anoche. ¿Te parece bien?
- Sí, no quiero angustiarla más. - bajó el rostro - Gracias Frank.
***
Elle dejó una nota, escrita en una servilleta. No creo que vuelva a verla... No... No la busque más. Dijo en la nota, que me buscaría pronto. Gracias...
Ay Elle... ¿Qué te has ido a buscar?
Friday, October 24, 2014
It's a Matter of Thoughts: Tiempo.
El padre Tiempo nos ha regalado
Tres distintas sillas.
Tú escoges dónde sentarte.
Si coges el pasado...
Te recordará que nada es para siempre,
Algún día todo fue... & ya no es.
Si te sientas en el presente,
Vivirás apresurado, estirando el segundo efímero
Que ya pasó... Con sólo pronunciarlo.
& si escoges el futuro,
Entonces esperarás sentado...
Guardando cosas en un baúl
Que quizá salgan cuando tú ya no estés
En un mañana que nunca llegó.
Tres distintas sillas.
Tú escoges dónde sentarte.
Si coges el pasado...
Te recordará que nada es para siempre,
Algún día todo fue... & ya no es.
Si te sientas en el presente,
Vivirás apresurado, estirando el segundo efímero
Que ya pasó... Con sólo pronunciarlo.
& si escoges el futuro,
Entonces esperarás sentado...
Guardando cosas en un baúl
Que quizá salgan cuando tú ya no estés
En un mañana que nunca llegó.
Thursday, September 18, 2014
Madame Parfait.
"Tengo que estar más cerca del Sol." Eso me decía todas las mañanas frente al espejo. Me creía Mercurio cuando era Plutón (que según los científicos no es un planeta). & resulta que un día, no era ni Mercurio ni Plutón, era sólo el polvo de un Cometa que los humanos decidieron llamar Madame Parfait. ¡Sí! Porque era resplandeciente, nunca se sale de su órbita, no choca con ningún astro ni con estrella alguna. ¡Ah! Sí, todas las demás partículas como yo deseaban ser como Madame Parfait.
Un día la humanidad me descubrió. Era parte de una constelación formada por el polvo estelar que dejó Madame Parfait. Nadie nos había visto jamás (o simplemente no se habían detenido a observar) Me pusieron un nombre. & sí, no era el más bello o el más romántico, pero ya tenía un nombre.
Cuando estudiaban la constelación, descubrieron que nos movíamos a "velocidad de continente". No sé a qué se refiere dicha expresión, mas según lo que me explicó mi nuevo amigo Marte es algo muy lento. Ahora podía explicar por qué conocía a tantos planetas, grandes, gaseosos, rocosos, congelados... todos diferentes.
Un día a lo lejos, lo vi. Era un rayo de luz, tan fino... delgado... para algunos insignificante. Pero yo me sentía distinta cuando tenía ese rayo de luz. ¡Ah! Es uno de los días que recuerdo fueron diferentes a todos los demás que he vivido en el Cosmos. Mientras jugaba con el Abuelo Júpiter noté que tenía que irme, mis amigas & yo teníamos que seguir caminando, & recordaba de nuevo: "Tengo que estar más cerca del Sol".
Ahí fue cuando conocí a Marte, mi amigo rojo. Él jugaba en la liga de Rocaball Cósmica, un equipo de Rocaball que se reunía cada 100 años a jugar a la pelota con la Luna. Siempre el partido final o el clásico era entre la Liga de Rocaball Cósmica & el Club Geo de Rocaball. Casi siempre ganaba La Tierra. Ahí nos contó La Tierra que descubrieron mi constelación. Yo tenía un nombre sí, no era hermoso pero tampoco lo desprecio. Me contó la Tierra que fue un astrólogo alemán el que nos descubrió... pero como estaba ebrio, nos puso los nombres según nos encontró, a mí me llamó Mangelhaft. No se qué significa mi nombre, tampoco se que es un astrólogo, qué es estar ebrio o qué es un alemán, pero me gustó mi nombre & me lo quedé.
Pasaron los años & los partidos de Rocaball se quedaron atrás. Seguí caminando recordando la vieja promesa con la que nací: Tengo que estar más cerca del Sol. Ahí, conocí a Venus, era como una hermana mayor & me contó que le encantaba Marte, era su astro favorito & que algún día quería casarse con él. No sabía qué era el amor, pero cuando miraba al Sol, sentía que era algo más intenso que lo que sentía Venus por Marte, algo más profundo que las Galaxias o las Nebulosas... incluso más profundo que un Agujero Negro. Pero era mi secreto, porque pensarían que me chocó un meteorito si digo que: "Quiero estar más cerca del Sol."
Venus se enamoraba más & más de Marte, tan rojo él... tan venenosa ella. & pobre Mercurio, se moría de celos cuando Venus hablaba demasiado de Marte.
Así mientras caminé, sin notarlo, estaba cerca de Mercurio. El calor del sol era cada vez más fuerte & sabía que estaba cerca, cada vez más cerca del Sol... porque: "Quiero estar más cerca del Sol." Mercurio se desahogaba conmigo, contándome tanta cosa que sentía por Venus, hasta que se enamoró de Calisto. Me decía: "¡Ella sí que es una Luna!" Su corazón sanó & el calor de su corazón hizo mucho bien al frío que sentía Calisto. Ella había sido la escogida en medio de todas sus hermanas.
Seguía caminando como dice La Tierra: a paso de continente & me encontré en ese portal hermoso que se llama Solaria, la entrada a todos los astros para ver al Sol. Pero en la entrada, estaba Madame Parfait, nadie sabía que ella era la madre del Sol. Tan elegante & perfecta, con acompasado vaivén de tinta estelar escribía en hoja de asteroide los nombres de cada uno de los astros visitantes.
Caminamos todos enfilados hacia las puertas cuando mi emoción hacía que resplandeciera un poco, pues sólo era un polvillo & no una estrella. Todos mis amigos & amigas estaban como si nada, pero yo por fin estaba más cerca del Sol & no quería perderme ningún detalle. Al fin llegó mi turno.
-¿Cómo te llamas querida?- hablaba con toda ceremonia & etiqueta
- Para los humanos Mangelhaft. - dije con tanta felicidad.
-¡¿Cómo?!- Madame Parfait parecía indignada... no lo entendía.
-Mangelhaft Madame... Mangelhaft. -hice una pausa- ¿Está bien?
- No puedo creerlo, ¿Quién te nombró, un ebrio?- preguntó con mofa
-Pues según dice la Tierra, así es. - dije feliz, pensando que era una buena cosa.
-Qué razón eres pequeña, desubicada, corriente, loca, miedosa & ligeramente, por no decir otra cosa, estúpida. - No entendía el significado de esas palabras, pero a juzgar por su gesto, era algo malo.
- ¿Puedo pasar? - pregunté con la voz rota, como si millones de asteroides hubiesen chocado mi cuerpo.
-Claro... No porque seas así te lo impediré, pero no llegarás muy lejos... Mi hijo es muy brillante para tí.
-Está bien.-dije entrando.
-¡Siguiente s'il vous plaît! -dijo con seriedad Madame Parfait.
Entré andando con miedo, pero sabía que llegaría algún día a conocer al Sol. Conocí el lugar con ayuda de Unvollkommen, una amiga mía de la constelación. Ella era apática, seria & muy inteligente. Ella me llevó a ver las atracciones del lugar, comimos pie de estrella & bebimos café con néctar de cometa. Charlamos sobre Madame Parfait. No sabíamos que era la madre del Sol, pero sabíamos que era una Cometa tan intachable según contaba la historia que nos enseñaron en la escuela del Cinturón de Orión. La Osa Mayor cuenta que cuando la Osa Menor era apenas una estrellita, le dijo a ella cómo calmar el hipo de su bebé para que no perdiera a todas sus estrellas. Comentamos esas cosas hasta que terminamos de comer. Buscamos dónde quedarnos, cerca de los demás para no perdernos & de pronto la luz del Sol se apagó.
Era una emergencia, el Sol se había apagado & mis amigos comenzaban a sentir frío. El Sol estaba triste, llorando por alguna razón. Entre el caos & la confusión, todos decidieron huir a Andrómeda, la Galaxia vecina, tomaron viajes por Agujero Negro & otros se movían lentamente por toda la Galaxia de nuevo. Yo no. Mi Sol, aquel del que me enamoré estaba triste... Sin él todos estabamos perdidos, había frío & soledad en todo el lugar. A pesar del frío entré a su esfera. Ahí estaba Madame Parfait en silencio nada más, no advirtió mi entrada & con el Sol comencé a charlar.
Él contaba todo lo que le pasaba, incluso, lo que él soñaba. Yo le conté todo lo que había pasado para llegar hasta él. Él sonrió & su llama recobró, aquella llama tan hermosa que no quema, pero ilumina, da vida... te llena. Madame Parfait sonreía un poco más. & volvió a su lugar.
Pasó el tiempo & el Sol & yo, aprendíamos a comunicarnos más. La Tierra nos daba clases sobre los idiomas de la Tierra, porque nos dijo que Madame Parfait sabía más de 300 idiomas, terráqueos & espaciales como francés, alemán, italiano (esos eran terráqueos) & también los más complicados del espacio: nebulés, asteroidano & meteoritán. Entonces para que pudiera ser amiga del Sol debía conocer tanto como Madame Parfait. La Tierra, mi buena amiga, ella me dijo cómo hacer que eso sucediera en poco tiempo. Aprendí cuanto pude & por fin, el día se llegó, Madame Parfait me tenía que conocer.
Pasó el tiempo, nuestra amistad se consolidó, quizás fue poco tiempo, pero como dijo una vez mi amiga Venus: "El amor es algo espectacular, rompe cualquier barrera & el tiempo, es tan pequeño que el infinito es como nada..." Pero Madame Parfait contenta no estaba. Tenía en mente algo como la Luna mayor de Andrómeda, o La Luna de Plutón... Refinadas todas las satélites del universo, incluso Sirius B, el padre de una pequeña estrella, ya estaba dispuesto en darle la mano de su hija al Rey de los Astros.
Ella charló con el Sol. Con toda la política que había aprendido en sus múltiples viajes por la tierra era fácil pensar que no te estaba reprimiendo, que no te estaba rechazando, sólo te estaba "aconsejando". Dijo al Sol que podía hacer lo que quisiera con el ente con el que supiera que se casaría, que fuera un ente resistente, majestuoso, correcto. Yo estaba tras la puerta, escuchando detenidamente. Cada palabra era como un asteroide, & mi débil cuerpo no lo soportaba más. Así que preferí pensar que no había escuchado nada.
Un día, la mayoría de mis amigas de la constelación ya se habían ido cada una por su lado, sólo quedaba yo. Como me había enamorado del Sol no quería irme de ahí, porque él era estable, era quieto... No podía migrar a otro lugar. Él me invitó a pasar las vacaciones en una parte distinta de todo su castillo. Era un hermoso lugar. Pero sin querer cancelé la cuenta de hotel & renuncié a mi trabajo como recolectora de hielo en la Península Estelar & cuando regresamos, no tenía a donde regresar, no tenía un techo seguro, no tenía a dónde ir. Entonces el Sol brilló más & me llevó a su hogar, allí, el gran Cometa Hale-Bopp & Madame Parfait nos esperaban. Yo llegué primero, Monsieur Hale-Bopp me hablaba de cosas, preguntándome cosas, a modo de una plática circunstancial, pero ella Madame Parfait, siempre con su aire de perfección dejaba ir muchas frases, que eran como asteroides, me golpeaban incesantemente & yo sólo asentía & guardaba silencio...
Ella seguía haciendo gestos & muecas... Yo seguía intentando escapar con la imaginación a un lugar dónde ella no existiera para hacerme sentir así. No quería volver ahí nunca más. "Será la primera & la última..." pensé... & por fin lo dijo, preguntó si sabía qué significaba mi nombre... No sabía pues La Tierra me enseñó lo elemental... & ella en su infinito conocimiento dijo que significaba Imperfecto... Lo contrario de su nombre. "Quizás el Sol debería estar con la hija de Sirius B... o La Luna de Andrómeda." mis pensamientos me engañaban & me hacían sentir triste. Mas recordé que él decía que era a mí a quien quiería.
"Me rindo..." dijo mi interior. Llamé a Sol para decirle que quería irme, pero cuando recordé que debía ser fuerte por él, sólo le hablé. Yo sé que él sabía que me sentía extraña, triste... perdida. Llegó él me rescató... me hizo sentir como en casa, aún así, sabía que no era mi hogar.
Cuando fuimos a descansar, recordé a mi amiga Unvollkommen, a Marte, al Abuelo Júpiter, a La Tierra... a todos los que me ayudaron de una u otra forma en la vida... & aún así no me sentía en casa, aunque nunca me sentí así tan mal cuando estaba con ellos.
Un hogar... Eso era lo que encontraba con el Sol. Nadie me había hecho sentir de esa forma. & cuando llegó a visitarme para abrazarme, me sentí de nuevo en casa. Pero lo sabía, fuera de esa habitación, fuera de esos brazos, yo ya no era bienvenida. Entonces tomé mis cosas tan pronto pude & me disculpé con él. Lo amaba, lo amo... pero si me siento así, sólo me hace daño. Entonces decidí irme.
Volví a tener mi empleo en la Península Estelar, volví a mi cuartito de quinta en la Cascada Lunar & seguí con mi vida, pero entendí una sola cosa: "Quiero estar más cerca del Sol, pero no en ese lugar... Nunca más en ese lugar.".
Un día la humanidad me descubrió. Era parte de una constelación formada por el polvo estelar que dejó Madame Parfait. Nadie nos había visto jamás (o simplemente no se habían detenido a observar) Me pusieron un nombre. & sí, no era el más bello o el más romántico, pero ya tenía un nombre.
Cuando estudiaban la constelación, descubrieron que nos movíamos a "velocidad de continente". No sé a qué se refiere dicha expresión, mas según lo que me explicó mi nuevo amigo Marte es algo muy lento. Ahora podía explicar por qué conocía a tantos planetas, grandes, gaseosos, rocosos, congelados... todos diferentes.
Un día a lo lejos, lo vi. Era un rayo de luz, tan fino... delgado... para algunos insignificante. Pero yo me sentía distinta cuando tenía ese rayo de luz. ¡Ah! Es uno de los días que recuerdo fueron diferentes a todos los demás que he vivido en el Cosmos. Mientras jugaba con el Abuelo Júpiter noté que tenía que irme, mis amigas & yo teníamos que seguir caminando, & recordaba de nuevo: "Tengo que estar más cerca del Sol".
Ahí fue cuando conocí a Marte, mi amigo rojo. Él jugaba en la liga de Rocaball Cósmica, un equipo de Rocaball que se reunía cada 100 años a jugar a la pelota con la Luna. Siempre el partido final o el clásico era entre la Liga de Rocaball Cósmica & el Club Geo de Rocaball. Casi siempre ganaba La Tierra. Ahí nos contó La Tierra que descubrieron mi constelación. Yo tenía un nombre sí, no era hermoso pero tampoco lo desprecio. Me contó la Tierra que fue un astrólogo alemán el que nos descubrió... pero como estaba ebrio, nos puso los nombres según nos encontró, a mí me llamó Mangelhaft. No se qué significa mi nombre, tampoco se que es un astrólogo, qué es estar ebrio o qué es un alemán, pero me gustó mi nombre & me lo quedé.
Pasaron los años & los partidos de Rocaball se quedaron atrás. Seguí caminando recordando la vieja promesa con la que nací: Tengo que estar más cerca del Sol. Ahí, conocí a Venus, era como una hermana mayor & me contó que le encantaba Marte, era su astro favorito & que algún día quería casarse con él. No sabía qué era el amor, pero cuando miraba al Sol, sentía que era algo más intenso que lo que sentía Venus por Marte, algo más profundo que las Galaxias o las Nebulosas... incluso más profundo que un Agujero Negro. Pero era mi secreto, porque pensarían que me chocó un meteorito si digo que: "Quiero estar más cerca del Sol."
Venus se enamoraba más & más de Marte, tan rojo él... tan venenosa ella. & pobre Mercurio, se moría de celos cuando Venus hablaba demasiado de Marte.
Así mientras caminé, sin notarlo, estaba cerca de Mercurio. El calor del sol era cada vez más fuerte & sabía que estaba cerca, cada vez más cerca del Sol... porque: "Quiero estar más cerca del Sol." Mercurio se desahogaba conmigo, contándome tanta cosa que sentía por Venus, hasta que se enamoró de Calisto. Me decía: "¡Ella sí que es una Luna!" Su corazón sanó & el calor de su corazón hizo mucho bien al frío que sentía Calisto. Ella había sido la escogida en medio de todas sus hermanas.
Seguía caminando como dice La Tierra: a paso de continente & me encontré en ese portal hermoso que se llama Solaria, la entrada a todos los astros para ver al Sol. Pero en la entrada, estaba Madame Parfait, nadie sabía que ella era la madre del Sol. Tan elegante & perfecta, con acompasado vaivén de tinta estelar escribía en hoja de asteroide los nombres de cada uno de los astros visitantes.
Caminamos todos enfilados hacia las puertas cuando mi emoción hacía que resplandeciera un poco, pues sólo era un polvillo & no una estrella. Todos mis amigos & amigas estaban como si nada, pero yo por fin estaba más cerca del Sol & no quería perderme ningún detalle. Al fin llegó mi turno.
-¿Cómo te llamas querida?- hablaba con toda ceremonia & etiqueta
- Para los humanos Mangelhaft. - dije con tanta felicidad.
-¡¿Cómo?!- Madame Parfait parecía indignada... no lo entendía.
-Mangelhaft Madame... Mangelhaft. -hice una pausa- ¿Está bien?
- No puedo creerlo, ¿Quién te nombró, un ebrio?- preguntó con mofa
-Pues según dice la Tierra, así es. - dije feliz, pensando que era una buena cosa.
-Qué razón eres pequeña, desubicada, corriente, loca, miedosa & ligeramente, por no decir otra cosa, estúpida. - No entendía el significado de esas palabras, pero a juzgar por su gesto, era algo malo.
- ¿Puedo pasar? - pregunté con la voz rota, como si millones de asteroides hubiesen chocado mi cuerpo.
-Claro... No porque seas así te lo impediré, pero no llegarás muy lejos... Mi hijo es muy brillante para tí.
-Está bien.-dije entrando.
-¡Siguiente s'il vous plaît! -dijo con seriedad Madame Parfait.
Entré andando con miedo, pero sabía que llegaría algún día a conocer al Sol. Conocí el lugar con ayuda de Unvollkommen, una amiga mía de la constelación. Ella era apática, seria & muy inteligente. Ella me llevó a ver las atracciones del lugar, comimos pie de estrella & bebimos café con néctar de cometa. Charlamos sobre Madame Parfait. No sabíamos que era la madre del Sol, pero sabíamos que era una Cometa tan intachable según contaba la historia que nos enseñaron en la escuela del Cinturón de Orión. La Osa Mayor cuenta que cuando la Osa Menor era apenas una estrellita, le dijo a ella cómo calmar el hipo de su bebé para que no perdiera a todas sus estrellas. Comentamos esas cosas hasta que terminamos de comer. Buscamos dónde quedarnos, cerca de los demás para no perdernos & de pronto la luz del Sol se apagó.
Era una emergencia, el Sol se había apagado & mis amigos comenzaban a sentir frío. El Sol estaba triste, llorando por alguna razón. Entre el caos & la confusión, todos decidieron huir a Andrómeda, la Galaxia vecina, tomaron viajes por Agujero Negro & otros se movían lentamente por toda la Galaxia de nuevo. Yo no. Mi Sol, aquel del que me enamoré estaba triste... Sin él todos estabamos perdidos, había frío & soledad en todo el lugar. A pesar del frío entré a su esfera. Ahí estaba Madame Parfait en silencio nada más, no advirtió mi entrada & con el Sol comencé a charlar.
Él contaba todo lo que le pasaba, incluso, lo que él soñaba. Yo le conté todo lo que había pasado para llegar hasta él. Él sonrió & su llama recobró, aquella llama tan hermosa que no quema, pero ilumina, da vida... te llena. Madame Parfait sonreía un poco más. & volvió a su lugar.
Pasó el tiempo & el Sol & yo, aprendíamos a comunicarnos más. La Tierra nos daba clases sobre los idiomas de la Tierra, porque nos dijo que Madame Parfait sabía más de 300 idiomas, terráqueos & espaciales como francés, alemán, italiano (esos eran terráqueos) & también los más complicados del espacio: nebulés, asteroidano & meteoritán. Entonces para que pudiera ser amiga del Sol debía conocer tanto como Madame Parfait. La Tierra, mi buena amiga, ella me dijo cómo hacer que eso sucediera en poco tiempo. Aprendí cuanto pude & por fin, el día se llegó, Madame Parfait me tenía que conocer.
Pasó el tiempo, nuestra amistad se consolidó, quizás fue poco tiempo, pero como dijo una vez mi amiga Venus: "El amor es algo espectacular, rompe cualquier barrera & el tiempo, es tan pequeño que el infinito es como nada..." Pero Madame Parfait contenta no estaba. Tenía en mente algo como la Luna mayor de Andrómeda, o La Luna de Plutón... Refinadas todas las satélites del universo, incluso Sirius B, el padre de una pequeña estrella, ya estaba dispuesto en darle la mano de su hija al Rey de los Astros.
Ella charló con el Sol. Con toda la política que había aprendido en sus múltiples viajes por la tierra era fácil pensar que no te estaba reprimiendo, que no te estaba rechazando, sólo te estaba "aconsejando". Dijo al Sol que podía hacer lo que quisiera con el ente con el que supiera que se casaría, que fuera un ente resistente, majestuoso, correcto. Yo estaba tras la puerta, escuchando detenidamente. Cada palabra era como un asteroide, & mi débil cuerpo no lo soportaba más. Así que preferí pensar que no había escuchado nada.
Un día, la mayoría de mis amigas de la constelación ya se habían ido cada una por su lado, sólo quedaba yo. Como me había enamorado del Sol no quería irme de ahí, porque él era estable, era quieto... No podía migrar a otro lugar. Él me invitó a pasar las vacaciones en una parte distinta de todo su castillo. Era un hermoso lugar. Pero sin querer cancelé la cuenta de hotel & renuncié a mi trabajo como recolectora de hielo en la Península Estelar & cuando regresamos, no tenía a donde regresar, no tenía un techo seguro, no tenía a dónde ir. Entonces el Sol brilló más & me llevó a su hogar, allí, el gran Cometa Hale-Bopp & Madame Parfait nos esperaban. Yo llegué primero, Monsieur Hale-Bopp me hablaba de cosas, preguntándome cosas, a modo de una plática circunstancial, pero ella Madame Parfait, siempre con su aire de perfección dejaba ir muchas frases, que eran como asteroides, me golpeaban incesantemente & yo sólo asentía & guardaba silencio...
Ella seguía haciendo gestos & muecas... Yo seguía intentando escapar con la imaginación a un lugar dónde ella no existiera para hacerme sentir así. No quería volver ahí nunca más. "Será la primera & la última..." pensé... & por fin lo dijo, preguntó si sabía qué significaba mi nombre... No sabía pues La Tierra me enseñó lo elemental... & ella en su infinito conocimiento dijo que significaba Imperfecto... Lo contrario de su nombre. "Quizás el Sol debería estar con la hija de Sirius B... o La Luna de Andrómeda." mis pensamientos me engañaban & me hacían sentir triste. Mas recordé que él decía que era a mí a quien quiería.
"Me rindo..." dijo mi interior. Llamé a Sol para decirle que quería irme, pero cuando recordé que debía ser fuerte por él, sólo le hablé. Yo sé que él sabía que me sentía extraña, triste... perdida. Llegó él me rescató... me hizo sentir como en casa, aún así, sabía que no era mi hogar.
Cuando fuimos a descansar, recordé a mi amiga Unvollkommen, a Marte, al Abuelo Júpiter, a La Tierra... a todos los que me ayudaron de una u otra forma en la vida... & aún así no me sentía en casa, aunque nunca me sentí así tan mal cuando estaba con ellos.
Un hogar... Eso era lo que encontraba con el Sol. Nadie me había hecho sentir de esa forma. & cuando llegó a visitarme para abrazarme, me sentí de nuevo en casa. Pero lo sabía, fuera de esa habitación, fuera de esos brazos, yo ya no era bienvenida. Entonces tomé mis cosas tan pronto pude & me disculpé con él. Lo amaba, lo amo... pero si me siento así, sólo me hace daño. Entonces decidí irme.
Volví a tener mi empleo en la Península Estelar, volví a mi cuartito de quinta en la Cascada Lunar & seguí con mi vida, pero entendí una sola cosa: "Quiero estar más cerca del Sol, pero no en ese lugar... Nunca más en ese lugar.".
Still...
Aún estás aquí...
Aún está tu eco.
Están tus pasos secos.
Estás aún en mí.
Aún sigues en mi cabeza
Está la temperatura de tus manos.
Está tu imagen en el rellano.
Estás en medio de la pereza.
Pero tomo una bocanada de aire...
& ya no estás aquí.
Aún está tu eco.
Están tus pasos secos.
Estás aún en mí.
Aún sigues en mi cabeza
Está la temperatura de tus manos.
Está tu imagen en el rellano.
Estás en medio de la pereza.
Pero tomo una bocanada de aire...
& ya no estás aquí.
Wednesday, September 17, 2014
Al Son de la Muerte.
Bailaré & bailaré al son de tus pasos ausentes
Me bañaré con las sonrisas que ya no son presente
& tú... tú tomarás tus cosas & te marcharás.
& yo... Yo me quedaré para embriagarme más.
No me detendrá ni la noche ni el día...
Danzaré como nunca lo he hecho en mi vida
Hasta que la muerte me bese & diga: "ahora eres mía".
No me importa si la muerte es el ángel más descabellado
Tampoco si se disfraza de un hombre hermoso & desquiciado
Si sólo quiere cantar & bailar al ritmo de mis sombras
Bienvenida sea la muerte a todas horas.
Me bañaré con las sonrisas que ya no son presente
& tú... tú tomarás tus cosas & te marcharás.
& yo... Yo me quedaré para embriagarme más.
No me detendrá ni la noche ni el día...
Danzaré como nunca lo he hecho en mi vida
Hasta que la muerte me bese & diga: "ahora eres mía".
No me importa si la muerte es el ángel más descabellado
Tampoco si se disfraza de un hombre hermoso & desquiciado
Si sólo quiere cantar & bailar al ritmo de mis sombras
Bienvenida sea la muerte a todas horas.
Bóveda Anti-Olvido.
En mi silencio tu recuerdo emerge...
Cálido, soleado... como un día en el mar.
& en tus ojos profundos mi alma se sumerge
Quisiera tu mano poder tomar,
Enseñarte lo que mi mente tiene por concepto;
Crear miles & millones de versos
Que te dejen siempre boquiabierto
& que llene tus dudas con besos.
No importa si no sabes su significado
Yo te enseñaré cada palabra en mi vocabulario
& que leas lo que por mi mente ha pasado
Que sea para ti como un diario
Que puedas escribirme cosas nuevas
Lléname de los recuerdos ilusos,
De las sonrisas viejas
& que así se pasen los minutos
Hasta que quieras ir a dormir...
Para que en sueños yo te susurre
Las mil & un cosas que quiero soñar
Pues es ahí donde todo ocurre
Sin miedo al olvido... o a olvidar.
Cálido, soleado... como un día en el mar.
& en tus ojos profundos mi alma se sumerge
Quisiera tu mano poder tomar,
Enseñarte lo que mi mente tiene por concepto;
Crear miles & millones de versos
Que te dejen siempre boquiabierto
& que llene tus dudas con besos.
No importa si no sabes su significado
Yo te enseñaré cada palabra en mi vocabulario
& que leas lo que por mi mente ha pasado
Que sea para ti como un diario
Que puedas escribirme cosas nuevas
Lléname de los recuerdos ilusos,
De las sonrisas viejas
& que así se pasen los minutos
Hasta que quieras ir a dormir...
Para que en sueños yo te susurre
Las mil & un cosas que quiero soñar
Pues es ahí donde todo ocurre
Sin miedo al olvido... o a olvidar.
Ghost Girls
¿Alguna vez te has preguntado
Si las chicas fantasma existen?
Pueden estar frente a tus ojos.
Entre los vivos van rondando,
Con carne & hueso tangible,
Piel pálida, labios rojos.
Vivas parece que están.
Cuentan que viven en silencio
Que jamás las verás llorar
Pero su alma puedes romper.
Son chicas que puedes tocar,
Que caminan entre los vivos
Pero vivas, vivas no están.
Me han dicho que desaparecen
Cuando el alba ven llegar.
Susurran a tu oído palabras
Que los mortales no comprenden.
Muy cerca de la muerte pueden estar
Pero sedientas de vida las encontrarás.
Se aferran a la vida que les queda
Porque entre susurros siempre te dirán
Frías, asustadas:"Yo no quiero morir".
Piel tan frágil, como fina seda,
Contienen en su interior
Una nebulosa de sueños
Que nunca podrías imaginar.
Como una estrella al explotar,
Creando un cosmos distinto,
Una galaxia paralela a la nuestra
Así percibes su aura al caminar.
Sus miradas esconden secretos
Guardar sombras es su instinto.
Pero cuando encuentras su luz
Desnuda su alma muestra.
& rondarán entre los vivos,
Pero sólo aquellos que escuchan murmullos,
Que atienden a detalles pequeños
Sabrán cuando a una puedan mirar.
A pesar de la oscura & delirante mirada,
Esconde en su interior luz intensa
Que tan sólo pide ser amada.
Si las chicas fantasma existen?
Pueden estar frente a tus ojos.
Entre los vivos van rondando,
Con carne & hueso tangible,
Piel pálida, labios rojos.
Vivas parece que están.
Cuentan que viven en silencio
Que jamás las verás llorar
Pero su alma puedes romper.
Son chicas que puedes tocar,
Que caminan entre los vivos
Pero vivas, vivas no están.
Me han dicho que desaparecen
Cuando el alba ven llegar.
Susurran a tu oído palabras
Que los mortales no comprenden.
Muy cerca de la muerte pueden estar
Pero sedientas de vida las encontrarás.
Se aferran a la vida que les queda
Porque entre susurros siempre te dirán
Frías, asustadas:"Yo no quiero morir".
Piel tan frágil, como fina seda,
Contienen en su interior
Una nebulosa de sueños
Que nunca podrías imaginar.
Como una estrella al explotar,
Creando un cosmos distinto,
Una galaxia paralela a la nuestra
Así percibes su aura al caminar.
Sus miradas esconden secretos
Guardar sombras es su instinto.
Pero cuando encuentras su luz
Desnuda su alma muestra.
& rondarán entre los vivos,
Pero sólo aquellos que escuchan murmullos,
Que atienden a detalles pequeños
Sabrán cuando a una puedan mirar.
A pesar de la oscura & delirante mirada,
Esconde en su interior luz intensa
Que tan sólo pide ser amada.
Sunday, September 14, 2014
Nadie, Nunca...
Nadie te contó que te vi caminar por ahí. En una de las tantas calles de mi ciudad. Nadie nunca te contará que nos cruzamos & tú no reparaste en mi existencia. Nadie nunca te contará que te vi caminar por la calle, ahí donde suelo esperar. Nunca nadie te contará que mil & un veces intenté ir hasta tu casa. Pero siempre cuando ya iba a subir, me detenía el dolor inmenso que me causaste. No sabes cuánto me dolió todo eso... Pero ya ha pasado el tiempo, ya dejé de contar los días, de sufrir las horas... de ahogar mi vida en un recuerdo... Porque por duro que parezca, en mis recuerdos me amaste más que en la realidad. Recuerdo las cosas más claras ahora. No me hago grande... Siempre me hice pequeña para ti, para que te sintieras grande, para que brillaras siempre mucho más. Error. Me equivoqué. Quizá, por eso nunca me sentí suficiente, me sentí incapaz, me sentí muy vacía... Cuando me recuerdo, entendí que cometí ese error. Te incluía en cada uno de mis planes, acomodé mi vida a tu ritmo, a tus deseos, a tus necesidades -tanto así, que dejé de vivir mi vida- pero ya pasó... Es hoy que sé que no te quiero olvidar, pero ya no te quiero llorar, ya no quiero sentir que me hieres por dentro, ya no quiero sentir esa soledad que dejaste tomar tu lugar, ya no quiero recordar las veces que me odié porque nunca fui para ti lo mejor... Ya no quiero sentir pena por mí... Quiero ser esa mujer que siempre quise ser... que imaginé ser... que soñé ser. & no, no volveré a errar de esa forma, no volveré a poner mis planes al rededor de otro ser; aunque suene egoísta & vil... No, no volveré a errar de esa forma. Jamás.
He dicho...
Sunday, August 31, 2014
Pienso que hoy lloverá,
No se a que hora,
Cuando será...
Abre la ventana papá.
Quiero cantar.
Aunque el sol brilla...
Puedo ver las nubes negras,
Desde mi silla.
El viento me lo cuenta papá.
Yo lo escucho hablar.
Sabes, me gustan las tormentas.
Me sientan tan bien con historias
Ven & me las cuentas.
Anda papá,
Yo te quiero escuchar.
Dices que yo soy un huracán,
Soy la agresiva calma del rayo,
& mis pupilas granizo serán.
¿En serio papá
Tanto mi cabeza puede guardar?
No sabía que pensaras que soy fuerte.
Trato de ser como tú,
Aquel flujo firme & constante.
Ven papá.
¿Qué más me vas a contar?
El Gato Negro en el Tejado.
Soy ese gato en tu tejado
Del que ya te has cansado
Soy ese gato en tu tejado
Aquel que escuchas maullar.
Soy ese gato en el tejado
Que despierta a tus amantes
Que no las deja tranquilas
Cuando tú quieres follar.
Soy ese gato en tu tejado
Que no te deja dormir.
Que te despierta cada noche
Hasta que vuelve a amanecer.
No importa si te has mudado
Yo te voy a encontrar
¡Oye no tires tu zapato!
Jamás me vas a ahuyentar.
Aunque el mundo sea infinito
Mi eco siempre escucharás
Como el susurro en tu cabeza
Que te enloquecerá.
& Me paseo frente a tus amantes
Con este aspecto espeluznante.
Del que ya te has cansado
Soy ese gato en tu tejado
Aquel que escuchas maullar.
Soy ese gato en el tejado
Que despierta a tus amantes
Que no las deja tranquilas
Cuando tú quieres follar.
Soy ese gato en tu tejado
Que no te deja dormir.
Que te despierta cada noche
Hasta que vuelve a amanecer.
No importa si te has mudado
Yo te voy a encontrar
¡Oye no tires tu zapato!
Jamás me vas a ahuyentar.
Aunque el mundo sea infinito
Mi eco siempre escucharás
Como el susurro en tu cabeza
Que te enloquecerá.
& Me paseo frente a tus amantes
Con este aspecto espeluznante.
El negro me luce muy bien
Pero te trae mala suerte.
La Mujer en el Espejo.
Hace una bonita mañana, una mañana como para quedarse en casa, para verte respirar. Te veo levantarte, te veo quitarte eso que llamas pijama. Te veo buscar tu toalla, corres al baño. Te veo bañarte, bajo la regadera... Te veo una que otra vez pensar, mientras hablas o cantas sin parar. ¿Por qué llenas el silencio con palabras? ¿Por qué te asusta el silencio? ¿Es que ya te cansaste de la soledad? Pasas tus dedos entre tus cabellos que has cortado la semana pasada. ¿Te gusta como te ves? Porque a mí sí me gusta como te ves. Te tocas el rostro, como verificando que sea real. Cierras los ojos bajo la regadera, la cierras... piensas que desperdicias agua si haces eso. Enjabonas cada parte de tu cuerpo, sintiendo que sea real, que está ahí. Enciendes la regadera de nuevo, & todo, jabón, ideas, palabras... se van al desagüe. Adiós...
Sales al entorno... Cubierto el cuerpo... el alma desnuda. Piensas... Llegas 35 pasos, en esa misma dirección por el pasillo; 10 a la izquierda. Llegaste. ¿Cuentas tus pasos otra vez? No pierdes costumbre, ¿cierto? Te sientas a la orilla de la cama, te secas, te perfumas con cremas que mantienen tu piel suave... Nunca te han gustado las cremas con olores fuertes, ¿cierto? Ya lo sé yo; te vistes. ¿Siempre has demorado tan poco para escoger tu ropa? Bueno, eso nos ahorra tiempo que nos consume el baño.
Te ves al espejo mientras peinas tu cabello. ¿Qué sientes cuando lo haces? ¿Qué ves? Yo siento que cada día, vamos tomando una forma diferente, pero se parece más a lo que queremos ser. Yo veo que tú & yo no somos diferentes. Somos la misma. Somos ella, somos esa persona, cada día, estamos más cerca de lo que queremos ser. Aunque estés asustada... Ya pasó lo peor. No te asustes más. No te prometo que mañana seas quien quieras ser, eso toma tiempo, forjar, sembrar, cuidar... Toma tiempo reconstruir, remodelar. Respira un poco más... Respira despacio. No te agites. Vive un día a la vez. Te conozco & sé que te has desesperado, porque no es como dices que debería ser, pero no es tan malo... conociste el amor, conociste el odio, conociste la risa, conociste mucho más allá de una burbuja... Ahora sólo quieres salir, lo harás. Pero con paciencia, pronto, no me verás en este espejo, me verás en un lago, me verás en más lugares... & yo a ti... Te veré cambiar, te veré crecer... & nos veremos volar.
& cuando te olvides de esto... Mírate al espejo... Yo te lo recordaré.
Att. Yo, en el espejo.
Saturday, August 02, 2014
No fue la Rutina.
Salí a la puerta a ver la calle.
& te vi doblar la esquina
Así como nos fue de rutina.
Eras una imagen nada más
Que me recordaba tu ausencia
& la tristeza se apodera con violencia
Recordándome que ya no estás.
& de nuevo, me siento en el sofá
Cierro mis ojos & recuerdo el ayer
& sé que esa que era ya no puede volver.
Me enfrento a la impotencia rotunda
Generada por la toxicidad que germiné.
De una causa tan estúpida la alimenté
& ahora soy esta mezcla nauseabunda.
& me pregunto antes de dormir
¿Dónde quedó aquella que te amó?
¿Cuándo fué que se nos murió?
& vuelvo a mi cama... terminó el día
Aunque cambie las cosas de lugar
Los recuerdos se van a quedar
Vivos en esta piel mía...
Rondas mi triste pensamiento
Me recuerdas lo que hice mal...
& me reprocho por el error garrafal.
No fue ni el tedio ni la rutina
Fue mi cólera & mi veneno
Lo que sofocaba el amor interno
Hasta que lo corroe & lo contamina.
& te vi doblar la esquina
Así como nos fue de rutina.
Eras una imagen nada más
Que me recordaba tu ausencia
& la tristeza se apodera con violencia
Recordándome que ya no estás.
& de nuevo, me siento en el sofá
Cierro mis ojos & recuerdo el ayer
& sé que esa que era ya no puede volver.
Me enfrento a la impotencia rotunda
Generada por la toxicidad que germiné.
De una causa tan estúpida la alimenté
& ahora soy esta mezcla nauseabunda.
& me pregunto antes de dormir
¿Dónde quedó aquella que te amó?
¿Cuándo fué que se nos murió?
& vuelvo a mi cama... terminó el día
Aunque cambie las cosas de lugar
Los recuerdos se van a quedar
Vivos en esta piel mía...
Rondas mi triste pensamiento
Me recuerdas lo que hice mal...
& me reprocho por el error garrafal.
No fue ni el tedio ni la rutina
Fue mi cólera & mi veneno
Lo que sofocaba el amor interno
Hasta que lo corroe & lo contamina.
Parece
Parece que la tarde ya cayó.
Parece que el ocaso quiere hablar.
Parece que ya es tarde...
Parece que fuera otoño.
Parece que las hojas pronto caerán
Como recuerdos que se desprenden
De tantas lágrimas que he llorado.
Parece que la estación va a cambiar.
Parece que ya no habrá primavera
Que oler... que probar.
Parece...
Sólo...
Parece.
Parece que el sol se despide.
Parece que no lloverá más.
Parece que todo se congelará
En un tiempo perdido
Que no volverá jamás.
Parece que los hombres-vampiro
Querrán salir más por las noches
Acechando lo poco de vida
Que nos quedó en la ciudad.
Pero...
Tan solo...
Parece.
Parece que los vientos del Norte volverán.
Parece que es hora de empacar.
Parece que te veré andar..
& no me recordarás más.
Parece que veré películas en el sofá
& tú no me pensarás más.
Parece que se aproxima un huracán
Que todo se lo lleva & lo arrebata.
Parece... que mi abuela dice algo.
Parece que dijese: "& algo nos dejará"
Parece que ella & su sabiduría ancestral
Entienden más que los cuerdos.
& Así...
Parece.
Parece que el ocaso quiere hablar.
Parece que ya es tarde...
Parece que fuera otoño.
Parece que las hojas pronto caerán
Como recuerdos que se desprenden
De tantas lágrimas que he llorado.
Parece que la estación va a cambiar.
Parece que ya no habrá primavera
Que oler... que probar.
Parece...
Sólo...
Parece.
Parece que el sol se despide.
Parece que no lloverá más.
Parece que todo se congelará
En un tiempo perdido
Que no volverá jamás.
Parece que los hombres-vampiro
Querrán salir más por las noches
Acechando lo poco de vida
Que nos quedó en la ciudad.
Pero...
Tan solo...
Parece.
Parece que los vientos del Norte volverán.
Parece que es hora de empacar.
Parece que te veré andar..
& no me recordarás más.
Parece que veré películas en el sofá
& tú no me pensarás más.
Parece que se aproxima un huracán
Que todo se lo lleva & lo arrebata.
Parece... que mi abuela dice algo.
Parece que dijese: "& algo nos dejará"
Parece que ella & su sabiduría ancestral
Entienden más que los cuerdos.
& Así...
Parece.
Monday, June 09, 2014
La Brújula de Merlín. - Parte I.
"Merlín fué el único mago capaz de abrirse portales hacia los sueños. Se sabe que de ahí provenía gran parte de su poder. Buscaba los sueños más intesos con la ayuda de un artefacto. Nadie conocía el mecanismo de este artefacto, sólo se sabe que Merlín convivía con estas personas dotadas de una mente privilegiada, cuya capacidad de soñar era casi infinita. Estas mentes eran tan poderosas según las describía Merlín pues podían extraer la energía etérea de lo que llamamos alma para beneficio propio."
Bernard du Dauphin leía una & otra vez esas líneas que despertaban su curiosidad secreta. Esas líneas estaban grabadas en el "Tratado de las Influencias Arcanas de Merlín: El Poder de los Sueños", un libro cuyas hojas apolilladas & abandonadas habían sido escondidas de los ojos de los estudiantes en la sección de Archivos Muertos de la biblioteca del Sanctum Arcano, una escuela de magia fundada por el mismo Merlín. Aquel recoveco de archivos muertos no era más que una gran bodega con libros que restaurar & volver a guardar en aquel sitio con escasa luz. Bernard se iluminaba con un pequeño artefacto arcano que iluminaba efectivamente su lectura. Él había encontrado ese libro por accidente. ¿Habrían más libros? ¿De qué trataba toda aquello? De lo único que Bernard estaba seguro era que aquellas líneas por fin despertaban su curiosidad, aquello que había estado dormido por años. Este era un momento epifánico para él. Tenía un nuevo objetivo, una nueva búsqueda... una aventura.
Si bien Bernard era un estudiante, no era un estudiante común. Él no buscaba demostrar fuerza contra otros, él sólo quería estudiar & hacer lo que le gustaba. Él provenía de una modesta familia de las provincias del Sur. Oficiaba como bibliotecólogo en el Sanctum Arcano para pagar sus necesidades mientras estudiaba. Bernard físicamente tenía rasgos usuales en la región: cabello negro, ojos oscuros, rostro espigado & una complexión delgada. Gustaba de reunirse con sus amigos en las tabernas a las afueras del Sanctum para charlar & beber.
Durante sus recientes 6 años de estudio en el Sanctum Arcano había aprendido cosas interesantes, dominar elementales de fuego, hielo, tierra & agua, transfigurar objetos & transformar personas, agenciarse de sus habilidades para generar luz, desviar los rayos de una tormenta & muchas otras cosas más. Pero nada de ello había llamado tan poderosamente su atención, a tal punto de despertar aquella curiosidad dormida. Así Bernard continuó su búsqueda en silencio mientras oficiaba como el bibliotecólogo. Ordenaba libros, aconsejaba a los estudiantes qué títulos podrían serles útiles para cada materia pues él ya era estudiante de último año, guardaba el silencio sepulcral dentro de la biblioteca & cuidaba ante todo que nada dañase las páginas de los libros. En el archivo muerto era un médico de libros, los reconstruía, los limpiaba & les empastaba de nuevo. Ahí encontraba fragmentos de su búsqueda secreta.
Sus hallazgos más recientes habían sido:
- El artefacto era una brújula, estaba cuidada por una creatura llamada Ursus Lethal que debía ser convencido de ser merecedor del artefacto tras pasar 3 pruebas.
- El artefacto se llamaba Brújula Onírica & servía exactamente para indicar la dirección de los sueños más intensos, pues si estos no tenían cierta intensidad no servirían de mucho.
Pero Bernard se preguntaba, cómo funcionaba, qué era todo aquel disparate, brújulas, creaturas, sueños... él deseaba saber más. Bernard no contaba que su jefa, la Magistrix Vera, estuviera tras sus pasos. Vera le mandó a llamar cuando dedujo el peligroso camino que Bernard estaba buscando, él no tenía idea de los grandes peligros que enfrentaría.
<< toc, toc >>
- ¿Bernard? - preguntó del otro lado de la puerta la Magistrix con voz melodiosa
- Sí, soy yo Magistrix. ¿Puedo pasar?
- Adelante muchacho. - dijo con tono severo.
- Dígame... ¿Qué puedo hacer por usted?
- Oh... por mí nada Bernard. - hizo una pausa breve - Por tí es que hay mucho que hacer.
- ¿Por mí?
- Claro muchacho. Te he visto rondar estos días más de la cuenta en el Archivo Muerto. - hizo una pausa como esperando a que Bernard respondiera algo.
- Pues no, sólo finalizaba unas curaciones.
- ¿Nada más? - bajó sus gafas exponiendo su mirada inquisidora
- Ah... bueno yo... - aquella mirada estaba haciendo su efecto sobre Bernard - Yo bueno...
- ¿Tú? - suspiró - Dime qué haces, no me dejes adivinarlo Bernard, mira que he confiado en ti.
- Yo quiero encontrar la Brújula Onírica de Merlín. -dijo con toda seguridad & determinación.
- ¡Ay mi muchacho tiene curiosidad! - hizo un gesto de alegría moviendo sus manos hacia el cielo - Ya eres todo un mago... - hizo una pausa & puso un gesto severo - pero eso que te ha despertado la curiosidad es más peligroso de lo que imaginas, más peligroso que el Ursus Lethal.
- ¿Usted sabe del Urus Lethal? - preguntó con asombro.
- Yo también descubrí la magia onírica Bernard... pero al encontrar sus peligros traté de esconder esos libros en el archivo muerto. - la tristeza en sus palabras inundó a Bernard.
- ¿Peligros? ¿Más que el Ursus Lethal? - hizo una pausa - dígame más por favor...
- Te daré un libro, cuando termines de leerlo, vendrás aquí & me dirás que piensas. Pues esto no es de juego niño, es más grande que el Sanctum Arcano. - Bernard abrió sus ojos con asombro. - Toma Bernard - La magistrix Vera había sacado de entre sus pertenencias uno de los diarios del mismo Merlín. - el autor fue quién lo dejó en mis manos, así que cuídalo bien. Este es nuestro secreto - guiñó el ojo como en complicidad.
Bernard salió de la oficina de la magistrix con el diario envuelto en una tela satinada de color escarlata con el símbolo del Sanctum Arcano que era un dragón & un trueno bordado con hilos de plata. Bernard sentía la gran magia de las letras de Merlín en el libro que llevaba. & su curiosidad hacía hervir la sangre del joven mago. Él llegó a su habitación en el edificio de dormitorios para estudiantes del Sanctum Arcano, preparó un té rojo & se sentó en el escritorio de su habitación a desempacar el diario de Merlín.
Día 178:
"Mazrha, el que habla con dragones, me ha dicho que la misma Hyel & Zyel quieren verme. *Nota del autor: Hyel & Zyel son las dragonas de los sueños. Hyel, la dragona blanca propicia el flujo de sueños durante el día & Zyel la dragona negra propicia el flujo de sueños durante la noche. Debo viajar a las Cumbres del Norte & encontrar a Mazrha para que me lleve con las dragonas. Así mismo, ha dicho en la misiva que se trata de algo urgente & implica conocimiento que sólo un mago puede entender".
Leyó cada día del viaje hasta que llegó a una página en el día 188:
Día 188:
"Ahora entiendo de lo que Hyel & Zyel hablaban. Se trata sobre la desaparición de las crías de estas dragonas. Hay un enorme Basilisco Oscuro llamado Rhadnaz que se come los huevos de estas creaturas & destruye el balance que se obtiene de las pesadillas & los sueños, ya que Hyel & Zyel producen polvos de sueño que sus crías esparcen por el mundo para que los seres que habitan la tierra tengan más sueños que pesadillas. Rhadnaz tiene la capacidad de transformar sueños en pesadillas & si no se reparten más polvos de sueño, Rhadnaz sumirá a la humanidad en una pesadilla eterna con mucho dolor & sufrimiento a la humanidad. He de ayudar a reestablecer el balance de estos eventos, pues sin los sueños, las pesadillas dominarían la mente de los seres humanos."
Bernard comprendió que la misión de Merlín era claramente salvar a los dragones para reestablecer los sueños. Así fué como Hyel & Zyel le dieron la Brújula Onírica. Esta brújula podría guiar al mago que la poseyera hacia una mente con grandes sueños que pudiese prestarle la energía de sus sueños para acabar con la maldad del basilisco. Así también, la aguja de la brújula sería azul cuando fuesen sueños & sería gris si fuesen pesadillas. En el diario, Merlín explicaba cómo funcionaba la brújula: dos cristales uno blanco & otro negro que provenían del corazón de cada una de las dragonas sentirían la energía de los sueños intensos & harían que la aguja se moviese en dirección de la mente cuyos sueños tuviesen esa magnitud. Así mismo, las dragonas habían advertido a Merlín que la brújula se vinculaba a los sueños del portador para poder funcionar correctamente.
Día 201:
"Hyel & Zyel me han explicado que a pesar de los esfuerzos realizados para recuperar a las crías, la ausencia de sueños se debe de la pelea entre los basiliscos & dracos. Hyel & Zyel me han dado la brújula, me han dicho que la única forma de dominar al basilisco es por medio de un soñador. La brújula me servirá para encontrar al soñador & poder detener esta guerra. Así me han dicho que sólo aquel que sienta el llamado de ellas tendrá la capacidad que se desarrollará de la curiosidad, que es la fuerza más poderosa que posee el ser humano, para querer descubrir & reestablecer el dominio de los sueños & la luz sobre las pesadillas & la oscuridad."
Bernard era uno de los elegidos por las mismas dragonas. Él debía cumplir con su destino. Esa era la decisión final: tendría una cita con el destino. Quizá serían las 3 de la madrugada cuando el joven Bernard tomó su desición. Cualquiera podría decir que estaría nublada su consciencia, pues él no había utilizado su razón, sino el llamado latente que invadía su corazón.
***
<< Toc, toc>>
- Adelaaanteeee - dijo con voz melodiosa la Magistrix Vera
- Gracias magistrix... yo he venido a hablar con usted.
- ¡Muchacho! Pero mírate esas ojeras... ¿No dormiste por leer?
- Creo que no he dormido nada magistrix.
- A eso le llamé yo el efecto Merlín.
- He tomado una desición.
- ¿& bien...? - dijo expectante.
- Iré a buscar al soñador. Necesito la brújula.
- ¡¿Cómo?! - exclamó con asombro - ¡Repítelo!
- Iré a buscar al soñador, derrotaré a Rhadnaz & Necesito la brújula.
- Bueno muchacho... Si esa es tu desición te acompañaré. No quiero que mueras.
- Gracias magistrix... en verdad gracias.
La magistrix Vera fue a hablar con el consejo de magos & expuso la gravedad de la misión. El consejo lo encontró risible & negó la poca ayuda que hubiesen podido dar. Así que Vera tomó los ahorros que había hecho desde hacía años para un viaje por las Cavernas de la Soledad, & los utilizó para comprar provisiones & ropas que los harían menos vulnerables & se agenció de un contacto para buscar a Mazrha, el que habla con dragones. Mazrha les atendió gratamente en su casa.
- Bienvenidos. ¿Tanto tiempo tuvo que pasar para que los ecos del viejo Merlín hicieran su efecto?
- No digas eso Mazrha, el mismo Merlín me dejó dicho que yo no debía ir.-dijo con tristeza
- Aún así pequeña Vera, tus sueños mantuvieron despierta a la brújula.
- Espero que así haya sido... sino, sería un desastre.
- ¿& el consejo de magos? ¿Les ha apoyado? - Preguntó sin mucha emoción
- No... incluso se han reído de esta situación tan grave. - dijo Vera con tristeza.
- ¡Bah! Déjales Vera... qué sabe un puñado de viejos que por más letrados que estén nunca entenderán.
- Seguí las instrucciones de Merlín, de nunca mostrarles el diario.
- Has hecho bien Vera... ¿& este fulano...? - dijo dirigiéndose a Bernard.
- Este es mi aprendiz, Bernard. Es casi un mago ya.
- ¿Casi? No estamos para proyectitos Vera.
- No es un proyecto de mago... es un mago ya. Sólo que es mi aprendiz. Yo deberé enseñarle a controlar sus propios sueños, así como Merlín lo hizo conmigo.
- Tendrás mucho trabajo por delante.
- Mazrha, él tiene más curiosidad que ninguno. & siempre ha sido un estudiante excelente.
- Ya veremos... yo no soy mago, sólo hablo con dragones Vera. - se volteó - ¡Eh muchacho! ¿Estás presente en toda esta conversación?
- Sí señor Mazrha. - dijo el joven mago - Yo soy Bernard du Dauphin & quiero encontrar al Ursus Lethal... pasar la prueba.
- Son tres pruebas muchacho... - hizo una pausa - ¿Quieren tomar té? Tengo té de loto blanco.
- Gracias - dijo Vera - & tú Bernard?
- Sí, lo agradecería también.
Mazrha les hospedó en su casa por dos días, en los cuales Vera mostró a Bernard como manejar sus propios sueños, que era lo elemental ahora. Después de las lecciones, Mazrha mostró el camino para llegar a la morada del Ursus Lethal en el bosque de los encinos nocturnos. Los tres se adentraron por el bosque. Caminaron cuatro días descansando intervalos de 5 minutos cada 6 horas de camino. Bernard sentía no poder aguantarles el paso, sin embargo, la curiosidad era su fuente de energía. Pasaron mesetas & profundas veredas entre el bosque, hasta que llegaron a una cascada congelada. Vera dijo unas palabras que permitieron que se abriera la cascada. Entraron en un laberinto cavernoso donde el Ursus Lethal habitaba. Escucharon los pasos resonantes del gran Ursus & cuando lo vieron aproximarse, era un oso polar grandísimo, con garas muy afiladas & ojos azules que se encendían como dos zafiros sobre Bernard. El oso puso su mano sobre la cabeza de Bernard, él se asustó & escuchó en su cabeza la voz del oso:
- No temas joven mago. Soy el Ursus Lethal. Nadie puede entrar sino ha sido invitado por Merlín... - hizo una pausa - sé a qué vienes niño. Quieres la Brújula Onírica. Pero antes debes demostrarme que la mereces. Sino, no podré regresar a hibernar tranquilamente. -hizo una pausa ceremoniosa- Te daré la primer prueba: cuando duermas esta noche quiero que me traigas un ala de mariposa del Valle Sonriente.
- ¡Pero nunca he ido ahí Ursus! - replicó Bernard.
- Tráemela desde tus sueños mago... si no puedes hacer eso, no creo que puedas ver jamás a un basilisco pelear.-
El Ursus Lethal se retiró a lo profundo del laberinto cavernoso a descansar. Bernard sabía que de una u otra forma, con las enseñanzas del Sanctum Arcano & de Vera podría hacerlo. Bernard encontró un lugar donde colocar las frazadas & almohadas para descansar. Según lo que Vera le había enseñado, la comodidad propicia sueños fuertes. Además de eso, debía despegarse de las ideas terrenas que lo ataban como cadenas. Entonces Bernard se mentalizó el lugar, debía soñarlo: un ala de mariposa del Valle Sonriente. Estuvo en meditación silenciosa hasta que un sueño profundo lo dominó. Vera & Mazrha cuidaron del muchacho mientras este se sumía en un profundo sueño.
Bernard abrió los ojos, estaba en el Valle Sonriente. Veía los grandes árboles con florecitas de un rosa pálido que colgaban de las ramas casi desnudas de los árboles. Veía pájaros de color azul, rojo & café volar a su alrededor. Caminó & sentía la hierba mullida bajo sus pies descalzos. Bernard transportó su alma al Valle Sonriente & era capaz de sentir los aromas más deliciosos combinados, arbustos de bayas rojas & moradas a su alrededor, grandes prados con flores de lupinos morados, magenta & blanco por todas partes. De pronto notó una mariposa blanca con pequeñas manchitas azuladas en el dorso de sus alas. Así, tomó a la mariposa suavemente & la encerró en su mano. Cerró sus ojos en el sueño & pronto, despertó de nuevo en la cueva. Sintió un cosquilleo en su mano & cuando la entreabrió, observó a la pequeña mariposa. Bernard sonrió & buscó un vial vacío & ahí dejó a la mariposa. Se tendió de nuevo & durmió con una sonrisa.
Al día siguiente, Bernard despertó contento al amanecer, llevó dentro del vial a la pequeña mariposa & lo presentó al Urus Lethal. Este quedó complacido, pues en vez de arrancarle las alas a la pequeña mariposa, la había traído con vida para que él la viera. El Ursus Lethal colocó su mano de nuevo sobre la cabeza de Bernard.
- Me has sorprendido esta vez mago. Has tenido piedad de una creatura que aparentemente es insignificante. Eso me demuestra joven mago, que tú tienes bondad. Descansa este día, regocíjate. Mañana te daré tu siguiente prueba.
El Ursus Lethal se adentró de nuevo a su hogar. Bernard le comentó a Mazrha & a Vera lo soñado. Vera estaba muy feliz de ver que su aprendiz había pasado la primer prueba. Mazrha conservaba su gesto serio a lo largo del relato. Cuando Bernard hubo finalizado Mazrha habló:
- Bernard, me has sorprendido esta vez. Te consideraba como todos los que habían venido antes de Vera. Los veía como un montón de curiosos nada más, como un montón de tontos que trataban de demostrar algo que dizque los haría diferentes, pero sus actitudes simplemente los hacían iguales. Fallaban la primer prueba del Ursus & este hacía un festín con sus estúpidas cabezas. No me falles Bernard... No me falles por favor. Eres la única esperanza que tenemos. -Mazrha se retiró después de haber dicho esto a contemplar el mundo atraves del hielo.
El joven mago comprendió que esta misión iba más allá del Sanctum, de su madre, de su padre, de una curiosidad secreta... era el destino.
***
- Tu siguiente prueba joven Bernard será un poco más difícil. Dormirás durante el día, viajarás al algún lugar de tu pasado & me traerás un ingrediente de tu comida favorita. Por cierto, no uses pociones ni magia que induzca al sueño. Si lo haces me comeré tus sesos. - hizo una pausa - Buena suerte joven mago... - El Ursus Lethal se retiró hacia su descanso de nuevo.
Bernard pensaba que aquella prueba sería fácil... pero de pronto cayó a la realidad: no tenía sueño. ¿Cómo soñaría entonces? ¿Cómo traería desde el mundo de los sueños algo si no podría soñar? Entonces recordó la lección de Vera, tenía que soñar despierto.
Así, Bernard sin dormir, se introdujo en un estado mental que le permitía soñar despierto. Del recuerdo de la risa de la madre, las comidas sabrosas que preparaba todos los días, de pronto, parpadeó & se encontró de nuevo en su casa. Miraba a su mamá preparando la comida con sus manos suaves & delicadas frente al fogón. Tomaba el arroz, la carne, las verduras & los iba preparándo de acuerdo a los procedimientos enseñados por la vida & por la abuela. Se acercó a su madre, ella le sonrió & le indicó que debía sentarse con una caricia en el cabello del mago & una mano que señalaba la silla frente a la mesa de comedor. Ella terminó de preparar la comida que sirvió con cariño en el plato de porcelana de aquel mago & con un beso en la frente que recibió de los tiernos labios maternos parpadeó. Éll regresó a la caverna con un plato de comida recién servido por las cálidas manos de madre.
Bernard derramó una lágrima silenciosa, pues extrañaba aquel cariño & ternura que la madre le transformaba en comida, regaños & cuidados a diario antes de irse a estudiar al Sanctum Arcano. El aroma de la comida había despertado al Ursus Lethal quien había contemplado lo enternecedor que había resultado aquella prueba para el mago. Se acercó, posó su afelpada mano sobre la cabeza del mago & con una garra de la otra mano recogió la lágrima. Esa lagrimita silenciosa que se había escapado de los ojos del mago se transformó en un bello cristal azul en forma de gota.
- Mago... esto que ha sucedido en ti me ha dejado sin palabras para ti. Sólo puedo decirte que de nuevo me has asombrado, has traído de tus sueños cosas completas, cosas que significan algo para ti: vida, amor... eso es lo que es la mera esencia de los sueños. Toma esto. - le dió el cristal con forma de gota - deberás dárselo a tu soñador, para que este comprenda la misión que tienes por delante. - hizo una pausa & se quedó observando la comida - Oye... mago, eso huele muy bien. ¿Cuál de todos es tu ingrediente favorito?
- Me encanta la carne. Es lo único que nunca me aburro de comer. - dijo con una sonrisa un poco triste
- ¿Te comerás eso?- dijo el Ursus relamiéndose los bigotes.
- Pues, puedo compartirlo contigo si quieres.
- ¿Lo harías? Soy un oso... mi vida es comer.
- Pues claro... ven. Te daré esto, trae un plato.
- Espera... - el Ursus feliz hasta moviendo la cola, trajo una hoja que él había congelado para que le sirviese como plato.
- Toma Ursus - Bernard sirvió al Ursus un poco de la comida que su madre en sueños le había preparado.
El Ursus & Bernard comieron juntos. Bernard recordaba con cada bocado que daba el sabor de la comida deliciosa que preparaba la madre cada día de su juventud. Vera & Mazrha se acercaron al escuchar la conversación, ellos estaban igual de emocionados que Bernard. Vera llenaba de felicitaciones a su joven pupilo, ni ella misma había podido ejecutar con tanta excelencia aquellas faenas dictadas por el Ursus. Mazrha incluso le esbozó una sonrisa a Bernard, quizá la única que le había esbozado durante todo el tiempo que habían convivido.
Durante toda la tarde se respiraba el ambiente que se llenaba de felicidad, compartiendo la comida que habían llevado en sus maletas, como un grupo de viejos conocidos que tenían mucho de que hablar. La calidez de aquella compañía había llenado el laberinto cavernoso del Ursus Lethal, devolviéndole pequeñas florecillas de manzanilla que solían crecer en el interior de la cueva en los tiempos de Merlín. Esa noche, el Ursus le pidió que descansara bien, porque al día siguiente, tendría la prueba decisiva. Si aprobaba esta prueba saldría con vida de la caverna & con la Brújula Onírica entre las manos.
***
Al día siguiente, Bernard despertó ansioso por saber la prueba que el Ursus le daría para terminar de probarle que él era merecedor de la Brújula Onírica. Mazrha & Vera llevaban puestas unas capas que él no había visto en su vida.Vera tenía la Brújula Onírica en su cuello & estaba sentada frente a un mesón de piedra dentro de la cueva. El Ursus salió de sus aposentos con una capa muy parecida a la de Vera & Mazrha. El Ursus Lethal lo llevó hacia el mesón de piedra & le indicó dónde sentarse. El mago sintió al Ursus acercarse a él, pero esta vez sin poner su mano sobre la cabeza del mago, habló.
- Joven mago, te he abierto las puertas de mi mente. Así como lo he hecho con Vera & con Mazrha. Esto ha sido para que puedas escuchar fuerte & claro mi petición. ¿Estás listo para tu prueba?
- Sí, Ursus... estoy listo - dijo inclinándose como gesto de agradecimiento.
- Pon atención muchacho. Esta es la prueba más difícil. Si no la pasas, tendré que comerte. ¿Aceptas el reto?
- Lo acepto. - dijo con determinación Bernard.
- Muy bien. Presta atención. Debes soñar al exacto momento del ocaso con tu soñador. - hizo una pausa - para que comprendas por qué es tan importante te explicaré. -levantó la mano & hizo una pausa breve - La brújula se alimenta de los sueños del mago que la lleva, así que para que tú puedas romper el vínculo de la brújula con su antiguo portador, en este caso es Vera, debes soñar con el soñador, encontrarlo & materializar algo personal de este soñador, de preferencia un cabello. Los cuatro debemos meditar en silencio. - con la mano mostró la disposición de cada uno, los iba señalando con forme decía sus nombres - Vera está ubicada hacia el Sur, tú estás ubicado hacia el Norte. Yo me ubico hacia el Oeste, donde el sol se esconde & Mazrha está ubicado hacia el Este, donde el Sol nace. Mazrha & yo sólo seremos intermediarios en este rito. Así que al justo momento del ocaso, tú soñarás con tu soñador, tomarás uno de los cabellos de tu soñador. Cuando ya tengas materializado el cabello de tu soñador, me lo darás, canalizarás tu sueño hacia mi mente & veré a tu soñador. Después canalizaremos este sueño a Vera & romperemos el vínculo de la brújula con Vera. - hizo una pausa - ¿Ha quedado claro?
- Sí Ursus, lo he entendido. - dijo con suavidad Bernard.
- Bueno, a meditar se ha dicho.
Bernard sabía que debía vincular sus sueños con algo desconocido. Aún así, si él era el elegido podría encontrar al soñador que tanto buscaba en el mundo. Entonces cerró sus ojos & entonces venían a su mente episodios de lo que había leído en el diario de Merlín. Justo al momento en el cual comenzó a esconderse el sol, Hyel & Zyel aparecieron en su sueño, las voces de Hyel & Zyel eran más como un suave susurro que le agradecían la llegada, lo llevaban a un pequeño pueblo. Él vió una feria & un símbolo de luna & sol en un banderín carmesí, allí lo depositaron suavemente sobre el lugar & entonces, su mirada se posó en una joven con cabellos cobrizos. La voz de Hyel susurró a su oído: "ella es tu soñadora, ve mi campeón, ve & toma uno de sus cabellos."
Pronto, Bernard se acercó como una sombra fina & delicada. La muchacha estaba embelezada con las piruetas de los acróbatas. Él acarició los cabellos de la muchacha & con mucha maña tomó uno suavemente. Justo cuando ella iba a voltearse, uno de los acróbatas lanzó llamas por la boca & a Bernard le dió tiempo de abrir su mente & canalizar su sueño al Ursus. Éste vió a la soñadora, le indicó a Bernard que le viera el rostro. Bernard la vió: piel pálida, ojos negros, cabello cobrizo, pómulos algo saltones & labios finamente delineados de color rosa; también aprovechó para darle el cabello a Ursus. Rápidamente el Ursus & Bernard canalizaron el sueño a Vera. Vera fué llevada al sueño & ahí, el Ursus le indicó a Vera que debía retirarse la brújula del cuello. Se la quitó & el Ursus le dijo cómo romper su vínculo. Dijo las palabras: "Nexus Finito" & ella se disolvió hacia la realidad. El Ursus entregó la brújula al joven mago & en un parpadeo, estaba de regreso en el mundo real.
Mazrha sostenía a Vera con cariño. Vera estaba feliz por Bernard, él había conseguido pasar la última prueba con éxito... Ahora era cuestión de encontrar a la soñadora. Bernard despertó & cuando abrió la mano, la brújula plateada que en su dorso tenía las figuras de Hyel & Zyel con las colas entrelazadas estaba entre su mano. Esbozó una sonrisa & desfalleció con el cansancio que tenía sobre los brazos de Ursus.
Saturday, May 31, 2014
Narcissus Poeticus.
En la calle de un pequeño pueblo que pertenecía a una tierra desconocida estaba la tienda de un artista como ninguno otro. Plasmaba perfección en cada una de sus obras. Él construía muñecas que parecían niñas pero más calladitas & quietecitas. Todos los días por encargo o por ganas construía pequeñas damiselas que encantaban a la gente del lugar. Ponía ojitos de cristal de color en sus rostros angelicales, pintaba el rubor de las mejillas aterciopeladas de cada una; tejía vestidos ingeniosos que le aportaba elegancia & belleza a cada muñequita. Ellas todas construidas de porcelana, tela, cristal & cabellos hermosamente peinados se exhibían en la vitrina con vista hacia la callecita empedrada.
Los curiosos observaban cada muñequita, silente, sonriente & perfecta. La mirada profunda, los cabellos acomodados perfectamente. Vestiditas & calladitas... Quietecitas & perfectas, en la vitrina del artista. Él las acomodaba en distinto lugar de la vitrina todos los días, las hacía ver como en una fiesta de té, una tertulia o una elegante fiesta. Podías escoger el motivo si las mandabas a hacer, podías pedir muñequitas navideñas, de pascua, de invierno, de primavera, con el traje típico de alguna región... lo que se te pudiese ocurrir. Podías hacer una muñequita que se pareciera a alguien que quisieras recordar, como tratando de imprimir una pizca del alma de esa persona... El artista de manos finas podría hacerla casi igual.
Entraban & entraban los clientes a preguntar. ¿Qué va a llevar? ¿Para cuándo quiere esta otra muñequita? Debe dejar el anticipo de la mitad. Hay otras por si quiere curiosear. Si quiere que se le haga un retoque aquí estaremos a su servicio. Gracias por su compra, esperamos que vuelva. & así iba desapareciendo el inventario de las muñequitas día con día.
El artista se retiraba a crear & tenía un ritual que practicaba usualmente en los siguientes pasos:
1. Encender una barrita de incienso del aroma que más le apeteciera en el día.
2. Encender su tocadiscos
3. Cerrar los ojos.
4. Escuchar la música que tenía en su mente
5. Abrir sus ojos
6. Colocar la música
7. Preparar las herramientas que empleaba para sus creaciones.
8. Tomar el banquillo de madera, el mismo que usó el padre
9. Sentarse & visualizar el entorno.
10. Cerrar los ojos de nuevo
11. Sentir el entorno, entrar en contacto con su mente
12. Sumergirse en un trance artístico.
13. Abrir los ojos & comenzar la faena.
& así era como todos los días tallaba & creaba, perfeccionaba & producía una gama de damitas impecables que la gente compraba embelesada por la belleza de cada una.
Un día de invierno, el cielo cerrado por las nubes que escondían el calor del sol como robándoselo para sí mismas entró en la tienda del artista una muchacha a curiosear.
- Buen día señor artista.
- Buen día jovencita... ¿En qué puedo servirle?
- Pues busco un bonito recuerdo que llevarme...
- ¿A dónde se va?
- Al Norte... - dijo con tono triste & reflejando en sus ojos esa tristeza
- Mucha suerte allá jovencita, los fríos son terribles.
- Sí... más cuando uno extraña su tierra, el frío se hace más intenso.
- Pero si se lleva una muñequita seguro ella le hará compañía para que no se sienta sola.
- ¡Ay gracias señor! Me llevaré esta. - señalando la que más le había gustado desde la entrada.
Se llevó una muñequita de vestido verde & mirada gris. La voz melodiosa de aquella muchacha tuvo un efecto en el artista: lo inspiró para crear. Él observó bien a la muchacha & después de su partida, cerró la tienda.
Se adentró en su guarida de creador & ejecutó el complicado ritual paso a paso... Justo en el paso donde cerraba sus ojos visualizó a la muchacha de la tienda: cabello largo de color café achocolatado con pequeños mechones más claros que los otros, pero lustroso & lozano. Piel medianamente bronceada, ojos oscuros & profundos como el café que le gustaba beber a los padres, labios bien delineados & rosaditos, mejillas ligeramente rubicundas & una nariz no tan afilada.
Abrió los ojos & comenzó su trabajo. Tomaba las piezas & les daba la forma, el color & la textura deseada. Con el cráneo de la pequeña muñequita ya hecho, colocaba en las cuencas los ojitos de cristal oscuro. Cabían perfectamente en ellas. Los párpados cubrían con timidez esas pequeñas esferitas como dos pétalos de rosa. Colocó las pestañas, las cejas bien delineadas. Pronto vió a su creación ya armada, el cuerpecito firmemente unido al cráneo, las manitas & las piernas bien puestas con una articulación perfecta.
Debía darle los toques para darle una actitud, un alma. Sentó a su pequeña creación en una sillita de madera frente a él. Colocó la luz iluminándola desde arriba. Cerró los ojos, visualizó de nuevo a la muchacha de la tienda... abrió los ojos de nuevo después de unos minutos & vió a su pequeñita frente a él. Los ojos melancólicos & oscuros se posaban en él suavemente. Decidió resaltar esos ojitos & la nariz para poder descubrir cómo serían los labios de su muñequita. Así que pintó en los pómulos de la muñequita aquella rubicundez suave. Tomó una peluquita café achocolatada que encontró, la puso sobre el cráneo calvo de su pequeña & cortó delicadamente aquellas hebras de cabello hasta dejarle un flequillo por la frente. Después hizo bucles en el cabello que quedaba. La larga cabellera de la muñequita enmarcaba el rostro ovalado. Ya acentuados esos rasgos regresaba al dilema principal del artista: los labios. De los labios dependía cierta actitud, por ahí se reflejaba lo que la mirada ocultaba. Así que pintó una sonrisa triste en la boca de la muñequita con tinte rosa.
Al acabar con la tarea de darle una actitud, tomó a su pequeña creación & la colocó en un pedestal que la mantenía erguida. Ahora debía vestir a su damita. Le colocó el fustán blanco que va debajo del vestido. & tenía este otro dilema: ¿Qué color de vestido llevará? Entonces el artista pensaba & repensaba todo aquello, pero pensar no lo ayudaba mucho. En medio de sus pensamientos comenzó a hablar con su creación.
- ¿Qué te gustaría pequeña? - preguntó mientras tomaba varios colores de tela. - ¿Será escarlata tu color? ¿Será verde jade? ¿Azul marino?
De pronto encontró una tela de seda azul cobalto que nunca había utilizado. Tomó medidas de su pequeña & elaboró un vestido elegante. La parte superior del vestido tenía unas bonitas mangas largas en estilo arlequín, en escote cuadrado que llegaba hasta la mitad del pecho que rellenó con seda blanco perla, ajustado a su pequeño cuerpo. La parte inferior era algo acampanadita, la componían capas de seda azul que daban volumen al vestido. Calzó a su muñequita con un par de botitas azules que le fabricó con cariño. El artista sentía que algo no estaba completo. Puso detalles en el vestido, simulando pliegues en el vestidito le colocó en el cuello una gargantilla de tela con un ligero & delgado moñito que la cerraba por el frente. & de pronto su mente se iluminó: quería colocarle una florecita sobre el moñito. Así que tomó un pequeño narciso de porcelana con elegantes pétalos blancos & planos, con una copa naranja suave & abierta sobre los pétalos.
Cuando había teminado de vestir a su muñequita la observó. Le había gustado tanto como las otras & la colocó en la vitrina con vista a la calle. En el centro estaban todas aquellas muñequitas felices & festivas, al rededor las serias & ella estaba sentada como siempre, contemplando el mundo en silencio en el extremo izquierdo. Ella tenía clavada la mirada contemplativa en el gris del cielo, el gris de la calle & la lluvia que parecía nunca terminar.
Así pasaron las estaciones cambiantes... vino el sol, se llevó las nubes grises & dejó que aquella muñequita le contemplara, durante la primavera se llevaban a las pequeñas vestidas para la ocasión. Ella se quedaba silente con su vista fija al exterior. La gente del lugar siempre se fijaba en el centro, nunca en los extremos.
Una mañana de otoño, frente a la vitrina del artista apareció un joven que comenzó a apreciar a cada muñequita que habitaba en ese mundo de fantasía desde el extremo derecho de la vitrina. Así posaba su mirada gentil en cada una. Pronto, llegó al extremo izquierdo, donde estaba la pequeña muñequita del narciso. Él cayó cautivado por la mirada de la pequeña. Entró a la tienda & tocó el timbre pequeño que tenía el artista. Al sonar el timbre, el artista apareció desde la penumbra.
- Buen día joven. ¿En qué puedo servirle?
- ¿Podría contemplar de cerca la muñeca que tiene en el extremo izquierdo de la vitrina?
- Claro joven... permítame un instante. - sacó a la pequeña con cuidado de la escena & la posó sobre las manos del joven.
- ¿Es frágil?
- Como cualquier dama, joven... - replicó el artista.
- Me gusta... -dijo cuando la tenía entre sus manos - ¿Puedo comprársela?
- Claro joven. - Tomó de regreso la muñequita en sus manos & la llevó al mostrador - Déjeme decirle que tiene usted muy buen gusto.
- Gracias... - hizo una pausa - Me recuerda mucho a alguien a quien conocí. Ella era de por aquí.
- ¿Ah sí? En lo que se la empaco, ¿podría contarme más de esa persona?
- Claro... - hizo una pausa - Ella se llamaba Vera Thomas. Tenía exactamente la misma mirada melancólica & suave que la muñeca. Ella era mi querida novia hasta que un día sus padres se la llevaron al Norte. - hizo otra pausa breve - Justamente los narcisos eran su flor favorita.
El artista había quedado impresionado de escuchar aquella historia, que trajo a su memoria aquel día de invierno en el que creó a dicha muñequita. La empacó en un estuche satinado donde la muñequita yacía durmiente. & la entregó en las manos de su nuevo dueño que entregó en un saco el valor de la muñequita.
- Cuídela bien joven... si necesita retoques o piezas, nuevos vestidos o tratamiento para las pestañitas & el cabello tráigala.
- Gracias caballero... usted ha traído de nuevo felicidad a mi vida. - le dió la mano cordialmente & se retiró de la tienda.
La muñequita iba dormida dentro de la pequeña maleta que el joven cargaba con cuidado. Caminó por toda la ciudad hasta llegar a su hogar. Dentro de su hogar, sacó a la pequeña muñequita de la maleta. La contempló con cariño & la colocó sobre su piano. El joven interpretó las melodías que solía dedicarle al amor lejano que partió para el Norte. Lloró frente a su pequeña muñequita, le contó las cosas que hacía & que sentía. Las manos de la muñeca estaban posadas sobre su regazo & él la observaba con lágrimas en los ojos. Pronto cuando él iba a levantarse del banco del piano, la muñequita estiró una de sus manos tocando una mano del joven. El joven asustado volteó a verla & la muñequita en silencio le dedicó una sonrisa tierna. El joven atónito notó que la muñequita no volvió a moverse pero la sonrisa suave & tierna se había quedado grabada en sus labios.
Así pasaron los años, el joven pronto volvió a amar... como si el gesto sin voz de aquella muñequita hubiese sanado la gran herida que el mundo le dejó. & siempre estuvo la delicada damita sentada sonriente sobre el piano de aquel que volvió a ser feliz.
Los curiosos observaban cada muñequita, silente, sonriente & perfecta. La mirada profunda, los cabellos acomodados perfectamente. Vestiditas & calladitas... Quietecitas & perfectas, en la vitrina del artista. Él las acomodaba en distinto lugar de la vitrina todos los días, las hacía ver como en una fiesta de té, una tertulia o una elegante fiesta. Podías escoger el motivo si las mandabas a hacer, podías pedir muñequitas navideñas, de pascua, de invierno, de primavera, con el traje típico de alguna región... lo que se te pudiese ocurrir. Podías hacer una muñequita que se pareciera a alguien que quisieras recordar, como tratando de imprimir una pizca del alma de esa persona... El artista de manos finas podría hacerla casi igual.
Entraban & entraban los clientes a preguntar. ¿Qué va a llevar? ¿Para cuándo quiere esta otra muñequita? Debe dejar el anticipo de la mitad. Hay otras por si quiere curiosear. Si quiere que se le haga un retoque aquí estaremos a su servicio. Gracias por su compra, esperamos que vuelva. & así iba desapareciendo el inventario de las muñequitas día con día.
El artista se retiraba a crear & tenía un ritual que practicaba usualmente en los siguientes pasos:
1. Encender una barrita de incienso del aroma que más le apeteciera en el día.
2. Encender su tocadiscos
3. Cerrar los ojos.
4. Escuchar la música que tenía en su mente
5. Abrir sus ojos
6. Colocar la música
7. Preparar las herramientas que empleaba para sus creaciones.
8. Tomar el banquillo de madera, el mismo que usó el padre
9. Sentarse & visualizar el entorno.
10. Cerrar los ojos de nuevo
11. Sentir el entorno, entrar en contacto con su mente
12. Sumergirse en un trance artístico.
13. Abrir los ojos & comenzar la faena.
& así era como todos los días tallaba & creaba, perfeccionaba & producía una gama de damitas impecables que la gente compraba embelesada por la belleza de cada una.
Un día de invierno, el cielo cerrado por las nubes que escondían el calor del sol como robándoselo para sí mismas entró en la tienda del artista una muchacha a curiosear.
- Buen día señor artista.
- Buen día jovencita... ¿En qué puedo servirle?
- Pues busco un bonito recuerdo que llevarme...
- ¿A dónde se va?
- Al Norte... - dijo con tono triste & reflejando en sus ojos esa tristeza
- Mucha suerte allá jovencita, los fríos son terribles.
- Sí... más cuando uno extraña su tierra, el frío se hace más intenso.
- Pero si se lleva una muñequita seguro ella le hará compañía para que no se sienta sola.
- ¡Ay gracias señor! Me llevaré esta. - señalando la que más le había gustado desde la entrada.
Se llevó una muñequita de vestido verde & mirada gris. La voz melodiosa de aquella muchacha tuvo un efecto en el artista: lo inspiró para crear. Él observó bien a la muchacha & después de su partida, cerró la tienda.
Se adentró en su guarida de creador & ejecutó el complicado ritual paso a paso... Justo en el paso donde cerraba sus ojos visualizó a la muchacha de la tienda: cabello largo de color café achocolatado con pequeños mechones más claros que los otros, pero lustroso & lozano. Piel medianamente bronceada, ojos oscuros & profundos como el café que le gustaba beber a los padres, labios bien delineados & rosaditos, mejillas ligeramente rubicundas & una nariz no tan afilada.
Abrió los ojos & comenzó su trabajo. Tomaba las piezas & les daba la forma, el color & la textura deseada. Con el cráneo de la pequeña muñequita ya hecho, colocaba en las cuencas los ojitos de cristal oscuro. Cabían perfectamente en ellas. Los párpados cubrían con timidez esas pequeñas esferitas como dos pétalos de rosa. Colocó las pestañas, las cejas bien delineadas. Pronto vió a su creación ya armada, el cuerpecito firmemente unido al cráneo, las manitas & las piernas bien puestas con una articulación perfecta.
Debía darle los toques para darle una actitud, un alma. Sentó a su pequeña creación en una sillita de madera frente a él. Colocó la luz iluminándola desde arriba. Cerró los ojos, visualizó de nuevo a la muchacha de la tienda... abrió los ojos de nuevo después de unos minutos & vió a su pequeñita frente a él. Los ojos melancólicos & oscuros se posaban en él suavemente. Decidió resaltar esos ojitos & la nariz para poder descubrir cómo serían los labios de su muñequita. Así que pintó en los pómulos de la muñequita aquella rubicundez suave. Tomó una peluquita café achocolatada que encontró, la puso sobre el cráneo calvo de su pequeña & cortó delicadamente aquellas hebras de cabello hasta dejarle un flequillo por la frente. Después hizo bucles en el cabello que quedaba. La larga cabellera de la muñequita enmarcaba el rostro ovalado. Ya acentuados esos rasgos regresaba al dilema principal del artista: los labios. De los labios dependía cierta actitud, por ahí se reflejaba lo que la mirada ocultaba. Así que pintó una sonrisa triste en la boca de la muñequita con tinte rosa.
Al acabar con la tarea de darle una actitud, tomó a su pequeña creación & la colocó en un pedestal que la mantenía erguida. Ahora debía vestir a su damita. Le colocó el fustán blanco que va debajo del vestido. & tenía este otro dilema: ¿Qué color de vestido llevará? Entonces el artista pensaba & repensaba todo aquello, pero pensar no lo ayudaba mucho. En medio de sus pensamientos comenzó a hablar con su creación.
- ¿Qué te gustaría pequeña? - preguntó mientras tomaba varios colores de tela. - ¿Será escarlata tu color? ¿Será verde jade? ¿Azul marino?
De pronto encontró una tela de seda azul cobalto que nunca había utilizado. Tomó medidas de su pequeña & elaboró un vestido elegante. La parte superior del vestido tenía unas bonitas mangas largas en estilo arlequín, en escote cuadrado que llegaba hasta la mitad del pecho que rellenó con seda blanco perla, ajustado a su pequeño cuerpo. La parte inferior era algo acampanadita, la componían capas de seda azul que daban volumen al vestido. Calzó a su muñequita con un par de botitas azules que le fabricó con cariño. El artista sentía que algo no estaba completo. Puso detalles en el vestido, simulando pliegues en el vestidito le colocó en el cuello una gargantilla de tela con un ligero & delgado moñito que la cerraba por el frente. & de pronto su mente se iluminó: quería colocarle una florecita sobre el moñito. Así que tomó un pequeño narciso de porcelana con elegantes pétalos blancos & planos, con una copa naranja suave & abierta sobre los pétalos.
Cuando había teminado de vestir a su muñequita la observó. Le había gustado tanto como las otras & la colocó en la vitrina con vista a la calle. En el centro estaban todas aquellas muñequitas felices & festivas, al rededor las serias & ella estaba sentada como siempre, contemplando el mundo en silencio en el extremo izquierdo. Ella tenía clavada la mirada contemplativa en el gris del cielo, el gris de la calle & la lluvia que parecía nunca terminar.
Así pasaron las estaciones cambiantes... vino el sol, se llevó las nubes grises & dejó que aquella muñequita le contemplara, durante la primavera se llevaban a las pequeñas vestidas para la ocasión. Ella se quedaba silente con su vista fija al exterior. La gente del lugar siempre se fijaba en el centro, nunca en los extremos.
Una mañana de otoño, frente a la vitrina del artista apareció un joven que comenzó a apreciar a cada muñequita que habitaba en ese mundo de fantasía desde el extremo derecho de la vitrina. Así posaba su mirada gentil en cada una. Pronto, llegó al extremo izquierdo, donde estaba la pequeña muñequita del narciso. Él cayó cautivado por la mirada de la pequeña. Entró a la tienda & tocó el timbre pequeño que tenía el artista. Al sonar el timbre, el artista apareció desde la penumbra.
- Buen día joven. ¿En qué puedo servirle?
- ¿Podría contemplar de cerca la muñeca que tiene en el extremo izquierdo de la vitrina?
- Claro joven... permítame un instante. - sacó a la pequeña con cuidado de la escena & la posó sobre las manos del joven.
- ¿Es frágil?
- Como cualquier dama, joven... - replicó el artista.
- Me gusta... -dijo cuando la tenía entre sus manos - ¿Puedo comprársela?
- Claro joven. - Tomó de regreso la muñequita en sus manos & la llevó al mostrador - Déjeme decirle que tiene usted muy buen gusto.
- Gracias... - hizo una pausa - Me recuerda mucho a alguien a quien conocí. Ella era de por aquí.
- ¿Ah sí? En lo que se la empaco, ¿podría contarme más de esa persona?
- Claro... - hizo una pausa - Ella se llamaba Vera Thomas. Tenía exactamente la misma mirada melancólica & suave que la muñeca. Ella era mi querida novia hasta que un día sus padres se la llevaron al Norte. - hizo otra pausa breve - Justamente los narcisos eran su flor favorita.
El artista había quedado impresionado de escuchar aquella historia, que trajo a su memoria aquel día de invierno en el que creó a dicha muñequita. La empacó en un estuche satinado donde la muñequita yacía durmiente. & la entregó en las manos de su nuevo dueño que entregó en un saco el valor de la muñequita.
- Cuídela bien joven... si necesita retoques o piezas, nuevos vestidos o tratamiento para las pestañitas & el cabello tráigala.
- Gracias caballero... usted ha traído de nuevo felicidad a mi vida. - le dió la mano cordialmente & se retiró de la tienda.
La muñequita iba dormida dentro de la pequeña maleta que el joven cargaba con cuidado. Caminó por toda la ciudad hasta llegar a su hogar. Dentro de su hogar, sacó a la pequeña muñequita de la maleta. La contempló con cariño & la colocó sobre su piano. El joven interpretó las melodías que solía dedicarle al amor lejano que partió para el Norte. Lloró frente a su pequeña muñequita, le contó las cosas que hacía & que sentía. Las manos de la muñeca estaban posadas sobre su regazo & él la observaba con lágrimas en los ojos. Pronto cuando él iba a levantarse del banco del piano, la muñequita estiró una de sus manos tocando una mano del joven. El joven asustado volteó a verla & la muñequita en silencio le dedicó una sonrisa tierna. El joven atónito notó que la muñequita no volvió a moverse pero la sonrisa suave & tierna se había quedado grabada en sus labios.
Así pasaron los años, el joven pronto volvió a amar... como si el gesto sin voz de aquella muñequita hubiese sanado la gran herida que el mundo le dejó. & siempre estuvo la delicada damita sentada sonriente sobre el piano de aquel que volvió a ser feliz.
Tuesday, May 13, 2014
El Libro del Pescador.
Érase una vez un pescador. Decía él que era aburrido, que hasta él se aburría de estar consigo mismo. Iba al mar gélido de unas tierras sin dueño, a pescar. Pasaba desde temprano, probando suerte en la soledad; esperando a que la caña le trajera algún tesoro. Se sentaba a la orilla gélida & frágil de aquel mar, tiraba el anzuelo al agua & ahí conoció todo tipo de peces. Era ya todo un profesional, un gran conocedor del mar & sus creaturas. Pasaba las horas, los días enteros abstraído en su faena. Comía poco, no desayunaba; aún así de todos los pescadores era el más fuerte & perseverante.
Un día como otros, se fué a pescar. Tiró su anzuelo como todos los días. Se sentó, esperó a que algo picara para poder regresar el anzuelo & ver lo que se había enganchado. Así lo hizo siete veces durante la mañana, hasta que de pronto, algo muy pesado picó el anzuelo. << ¿Será lo que busco? >> pensó. Tiró del anzuelo, & de entre el mar sacó una masa de algas. Pensó que era otra vez sólo una masa de algas entonces estiró la mano para retirarlo de su anzuelo, cuando palpó algo sólido entre las algas marinas enredadas. Lo tomó & retiró todas las algas marinas & lo que vió fue un viejo libro de cubierta café, como la corteza de un árbol. Sin mucho interés, lo limpió & lo abrió. Las hojas estaban todas mojadas & la tinta que tenía estaba chorreada haciendo que todo lo que tenía escrito no se podía leer. Pensó en arrojarlo de nuevo al mar. Pero de pronto se escuchó un sonido extraño, como un sollozo. << Tanto tiempo frente al mar & la sal seguramente me han de estar volviendo loco... >> & justo cuando iba a tirarlo de regreso al mar, pensó en escuchar lo que el libro tendría que decir; de cualquier forma, si estaba loco pues ¿qué podía perder? & el libro le susurró: "Sécame... por favor." El pescador se asustó al escuchar lo que el libro tenía que decir. Lo dejó caer al suelo & de pronto se dijo << No puede ser... Aunque bueno, ¿cuándo me he pueso yo un límite que pertenezca a los simples mortales? >> Entonces lo recogió de nuevo, lo guardó en un pequeño morral donde llevaba la comida & siguió pescando hasta el ocaso. Esa noche el pescador intrigado llevó su relativamente nuevo libro a casa.
Ya en casa, puso leños a la chimenea. Aquella casa solitaria en la que habitaba el pescador estaba fría. Encendió los leños, puso una jarrilla con agua al fuego & comenzó por prepararse una cena simple, como todos los días. Se quitó el pesado saco que le protegía del frío, se quitó las botas de hule & se quitó la bufanda negra que se enroscaba como serpiente al rededor. Había que ordenar las cosas, digamos en un "orden" algo desordenado que el pescador conservaba. Cuando sacó las cosas de su morral, encontró el libro & lo puso cerca de las brasas para secarlo.
Cenó, leyó artículos de política & después de haber terminado de leer esos artículos, se disponía a dormir. Miró a su alrededor como todas las noches & de pronto recordó el libro que había pescado. Se levantó de su sofá & vió que la mayoría de páginas ya estaban secas, la tinta tenía formas extrañas pero ya más legibles. Así que comenzó a leer. << Érase una vez... >> & al sonido de su voz, el librito viejo & raído en sus manos comenzó a brillar con una luz muy ténue. & en las manos del pescador, el libro tomó una forma diferente. La luz se intensificaba & el pescador cerró los ojos. Cuando los estímulos luminosos ya no provocaban molestia, el pescador abrió sus ojos & el libro que había pescado era una muchachita de papel, con tinta sobre ella & la cubierta era su cabello.
Del asombro, él la soltó dejándola caer al suelo. Ella abrió sus ojos negros como tinta & débilmente le saludó moviendo una de sus manitas de papel. Ella desfalleció pues estaba muy débil. Entonces el pescador pensó... << ¿Qué hace débil al papel? >> La mente del pescador siempre iba más allá de lo que pensaban las personas ordinarias. Entonces para él, aquello era algo extraordinario, algo fuera de lo común. La respuesta: ella estaba húmeda aún, debía secarse por completo. La colocó cerca de las brasas para que terminara de secarse.
La observó mientras la muñequita de papel yacía en el suelo. Cabello algo corto, formado por la cubierta del libro, la piel blanquecina por el color de las hojas de papel pero sin un rasgo de tinta más que los labios la nariz & los ojos, el vestido que llevaba puesto tenía todas las palabras escritas en tinta. El vestido tenía mangas largas, el cuello en "u" & la falda del vestido era larga, hasta los tobillos & tenía muchos pliegues que intercalaban páginas del libro. En uno de los pliegues de la falda del vestido decía: "& ella cayó al mar por accidente..." En otro pliegue decía: "las manos de aquel extraño la sujetaron pero..." Todas aquellas eran frases inconexas. Honestamente, a aquel pescador no le apetecía mucho la lectura (por no decir que no le gustaba); pero ahora aquel libro estaba vivo. Montó guardia para ver si su libro viviente se salvaba sin quemarse pero el frío de aquel lugar, la noche & la faena diaria lo vencieron, dejándolo caer en los brazos de Morfeo.
Cuando despertó, como lo hacía religiosamente a las 4:30 am, abrió los ojos lentamente. Se movió despacio, levantándose del sofá & vió frente a él a la muñequita de papel sentada frente a él con los ojos bien abiertos. Él hizo una cara de susto, cuando recordó todo lo que había sucedido la noche anterior. << Pensé que era un sueño por un momento... >> pensó él mientras miraba frente a él una muñeca de papel saludándolo con una mano blanca como la nieve.
- Buenos días buen pescador. Mi nombre es Corinne. - dijo con voz amable.
- Buenos días Corinne... ehm... has llegado aquí de una forma muy extraña. - dijo el pescador.
- Lo sé. Perdone el importunio. - dijo bajando la mirada - Muchas gracias por haberme salvado de ser un coloide.
- No es problema. ¿De dónde vienes?
- De una biblioteca que unos bárbaros desarmaron durante la guerra. No sabría darle la ubicación.
- ¿Hay más como tú?
- No lo creo... muchos fueron quemados en el lugar. - adoptó un tono muy severo. - Sé que existen más como yo & espero que aún estén vivos.
- Bueno, búscales & vete a casa. - dijo el pescador fríamente.
- Señor... Yo... - hizo una pausa - No tengo un hogar. La biblioteca fué quemada, ya no tengo a dónde regresar. - su voz se quebró al final.
- ¿Pero qué puedes hacer tú aquí? Morirás de frío si te quedas.
- Señor... yo no siento frío o calor. Soy de papel.
- ¿Sabes qué hace un pescador?
- Pues van al mar a conseguir peces... ¿No?
- Exacto. Ahí hay agua & te puedes mojar. - le dirigió una mirada severa - Así que vete.
- ¿No puedo... quedarme?
- No. Vas a morir. Vete. - el pescador se dió la vuelta & preparó su morral para salir a pescar.
- Por favor señor... déjeme quedar. - le apretó la camisa con su manita de papel. - Hay una forma para que vuelva a ser humana, por favor... ayúdeme. - le suplicó.
- ¿Eras humana? - preguntó extrañadísimo.
- No. -hizo una pausa breve - Pero según la persona que me escribió, puedo llegar a tomar una forma humana si usted escucha toda mi historia.
El pescador pensó en las palabras de la muñeca de papel. Sabía cuales eran los riesgos: la muñeca se quemaría o se mojaría mientras fuera de papel & moriría así nada más. No podía tomar ese riesgo, él nunca tomaba riesgos de esa magnitud, jugar con una vida no era justo.
- ¿Hay alguna forma de que vuelvas a ser libro? - preguntó el pescador
- Ya no. Ya no puedo volver a ser libro... - Corinne sollozó en silencio mientras el pescador juntaba sus cosas, ella extrañaba la biblioteca.
El pescador tenía esa otra variable: la muñeca ya no puede volver a ser libro. Entonces si la muñeca ya tenía vida algo debía suceder. Entonces se dijo << No tengo más remedio que volverla humana para que encuentre un hogar & se vaya lejos de aquí. >> Se volteó & vió a Corinne sollozando con lágrimas de tinta que ensuciaban su vestido. Tomó las manos de Corinne & le limpió las mejillas de papel.
- No llores niña. Tengo una idea. - el pescador había tomado esa decisión tan difícil - Mientras seas de papel, no te llevaré conmigo a pescar, pero cada noche cuando yo regrese contarás una parte de tu historia.- Corinne iba a celebrar cuando el pescador la interrumpió - con una condición...
-¿Cuál condición? - preguntó Corinne con voz triste.
- Te irás al terminar tu historia. - dijo con voz severa.
- ¿Eso está sujeto a cambios? - preguntó Corinne.
- Ya veremos...- hizo una pausa - mientras tanto niña, quédate aquí, no te quemes & no te mojes.
- Está bien señor. Me quedaré aquí. - Corinne sonrió & despidió al pescador desde la puerta.
El pescador fue a su orilla a tirar su anzuelo mil & un veces, una tras otra, sólo peces salían a flote con su anzuelo en la boca, como de costumbre. Él pensaba una & otra vez en lo que había hecho. Realmente, el mar & la sal pueden volverlo a uno tan loco. Aunque quizá era el frío tempestivo del lugar.
Corinne por su parte, ordenaba la casa del pescador, con un orden realmente ordenado. Limpiaba el polvo, recogía la ropa, las cosas del pescador, las revistas & los periódicos... los ordenaba por orden cronológico de acuerdo al título de cada publicación.
Aquel día pasó & Corinne ansiosa de contar su historia lo esperaba sentada en la alfombra frente a la chimenea al lado del sofá. El pescador intrigado por lo que había hecho corrió a casa esa tarde, para entrar antes del ocaso & escuchar la historia. El pescador cansado entró & notó su hogar muy diferente, estaba un poco molesto, pero sabía que cuando terminara la historia & Corinne fuera humana, todo regresaría a su lugar. Así comenzó Corinne a relatar su historia, contándola como aquel escritor desconocido la relató sobre su vestido de papel. El pescador interrumpía el relato cuando llegaba la hora de dormir. Esa noche, su cabello ya tenía textura de un cabello como tal. Ella dormía en el sofá. El pescador con curiosidad acarició su cabello café con un dedo & sí, comprobó que aquel cabello era humano.
Al día siguiente se repitió el mismo ciclo, él salió a pescar, ella ordenaba la casa & leía las revístas de política del pescador. El pescador regresaba a casa antes del ocaso escuchaba la historia & de pronto, una parte de Corinne se transformaba en humana. Al segundo día, sus piernas eran humanas. & así se repitió el ciclo durante varios días & semanas Al tercer día, su abdomen era de carne & hueso. El pescador se dormía intrigado siempre, ¿cómo continuaría la historia? ¿Por qué había decidido cuidar de Corinne? Pero todo eso desvanecía cuando por fin, el sueño lo vencía.
A la segunda semana, toda ella estaba cubierta de piel, pero no sentía hambre ni otra necesidad humana. Ella parecía no notar el cambio, pues aún no sentía nada, sólo veía & olía. Al primer mes, ella ya tenía hambre, desarrolló el sentido del gusto. Cuando el pescador llegó a casa, notó que Corinne le decía que le dolía el estómago, cuando escuchó un gruñido proveniente del estómago de Corinne.
- Eso Corinne, se llama hambre. Debes comer 3 veces al día, desayuno, almuerzo & cena. ¿Comprendiste?
- Umm... sí... ¿pero qué es comer?
- Mira... - hizo una pausa & de pronto supo que debía enseñarle. Tomó una manzana & la comió, le dió el resto de la manzana para que se la terminara.
-Oh... ¿esto es comer?
- Sí Corinne... eso es comer.
- Creo que me gusta comer. - dijo sonriendo.
El pescador sonrió también. Era realmente como volver a vivir, pero con un ser que puede entenderte & contarte historias al anochecer.Desde entonces, el pescador siempre pescaba los mejores frutos del mar para que pudiesen comer. Al principio, el pescador cocinaba aquellas delicias de una forma práctica pero, pronto Corinne aprendió a cocinar & preparaba la cena cuando el pescador llegaba a casa. No más comidas sencillas. Corinne encontró un libro de cocina que era de la madre del pescador. Él se estaba habituando a la presencia de Corinne.
Al primer mes & una semana, ella ya tenía sensaciones táctiles como frío, calor, presión & dolor. Así que tenía más cuidado al cocinar, si se quemaba una mano le dolía & no sólo se dañaba. De acuerdo a todas esas sensaciones, ella aprendía cosas que nunca había sentido. Después de la cena, ella relataba su parte de la historia & se iba a dormir al sofá. Esa noche, el frío se sentía extraño... Ella se había habituado a la presencia del pescador, a sus ojos oscuros, su cabello rizado, su silencio & su atención. El viento polar azotaba aquella pequeña casa entre los árboles & se colaba dentro de la casa, evocando esa sensación diferente. Corinne podía sentirlo sin saber qué era.
- Disculpe... señor... Um.. tengo... algo. - dijo con pena
- ¿Qué es Corinne?
- Creo que - sus dientes castañeaban de frío.
- Tienes frío. Ven, toma esto - le dió un saco pesado para que se lo pusiera. - & esto otro. Deberás vestirte diferente ahora, ese vestido de papel no te cubrirá del frío.
- Muchas gracias se-se-señor. - dijo con mucha pena. Impulsivamente se acercó & abrazó al pescador. Él estuvo unos segundos & también la abrazó, cuando iba a cerrar los ojos en el abrazo, una punzada recordó que ella debía irse.
- Ve a vestirte Corinne. Podrías morir de frío. - la soltó.
Ella iba a quitarse el vestido frente al pescador pues ella no conocía la vergüenza, pero el pescador rápido le dijo que sería incorrecto, Corinne hizo sus preguntas curiosas & aprendió sobre el pudor. Entonces Corinne entró al baño & se quitó su vestido de papel & notó su piel. La tocó & era suave... acarició su cabello & notó su textura. Se puso rápido la ropa que el pescador le había dado & se fue a descansar.
Al primer mes & dos semanas ya era completamente humana. & con ello venían todas las demás sensaciones, las físicas & los sentimientos. Comprendía ahora, por qué el frío se sentía tan extraño, el frío era diferente cuando el pescador estaba cerca. Corinne podía sentir. Se sentía completamente humana. Eso también significaba una cosa: hora de partir. Esa fué la primera vez que Corinne entendió el dolor. Aquello parecía tan doloroso que hacía sentir algo dentro de su pecho, una especie de presión que le anudaba la garganta & ahí, en ese mismo momento aquel pensamiento hizo que brotaran lágrimas humanas de los ojos de Corinne. Eran diferentes de las lágrimas de tinta, porque estas, estas tenían una razón que ella podía sentir.
El pescador regresaba a casa después del ocaso esa tarde. Sabía que ya era hora de regresar a su rutina de antes, mentalizándose para la partida de Corinne. Una parte del pescador no quería que Corinne se fuera de su vida. Pero otra pensaba que era lo mejor. El pescador había renunciado a aquello tan humano que se llamaba "Amor" hacía mucho tiempo. Gustaba de ver la felicidad de otros, pero él pensaba que todo aquello nunca existiría para él. Durante su camino a casa, recordaba todo aquello que sucedió a partir de un libro viejo & raído. Él había ido al mar del norte con un sólo objetivo tan firme que eso no irrumpiría para nada en lo que más deseaba: cazar a la Gran Tortuga de Aza. Así que tomó todo aquello que sentía & lo empacó en un cofre en su mente & lo almacenó en algún espacio olvidado.
El pescador regresó a casa & encontró a Corinne sentada como todos los días al lado del sofá. Habían quedado que el día del último capítulo, comerían al final de la lectura. Así, ella comenzó a contar el último fragmento de la historia: " Emprendía el mismo viaje el pescador, una & otra vez, lanzando al mar glacial su poderoso anzuelo, persiguiendo lo que el destino le prometía..." A medida que Corinne relataba la historia, ambos sentían que se acercaba el final... Ella trataba de conservar la compostura & aceptar el destino que así sería: estar lejos uno del otro mientras contaba su historia. Ella pensaba que debería detenerse & decir lo que sentía... pero era así como lo quería el pescador & ella sólo era una invitada inesperada en su vida, no podría interrumpir el sueño & la vida del pescador... sería egoísmo.
Aquella punzada, real & dolorosa se clavaba en el ser del pescador, también quería detener una partida a la que no estaba preparado. Justo cuando ella contaba la última frase: "Entonces aquella mujer que había cambiado notaba que en su pecho latía algo más que su corazón, quizá era algo más grande que toda la existencia & que ella nunca podría comprender, pues era como una neonata en esta vida..." el pescador no lo soportó & la interrumpió, porque aquel dolor se hendía en sus entrañas & no lo dejaba respirar.
- Espera Corinne... No termines aún. - interrumpió el pescador.
- ¿Por qué? - preguntó con lágrimas en los ojos
- Quédate... un poco más. - dijo el pescador con un suspiro.
- ¿Quieres que me quede? - preguntó con un ápice de felicidad
- Sí... - hizo una pausa - ¿Hay alguna forma de que te quedes más tiempo?
- Aunque termine mi historia, puedo quedarme si tú así lo quieres. - afirmó Corinne con suavidad.
- ¿Estás segura? - peguntó el pescador.
- Sí, puedo quedarme... -hizo una pausa breve - Quiero... quedarme. - dijo Corinne con un tono suave.
- ¿Qué? - dijo atónito el pescador.
- Bueno... si tú quieres claro.
El pescador notó que por más que intentara rehuir a aquellos pensamientos que lo turbaban & lo tranquilizaban al mismo tiempo no podría hacerlo. Corinne se había hecho de un espacio en su mente tranquila, había dado cierta felicidad que le agradaba. La desición era toda del pescador... Pero el pescador, a pesar de haber dicho eso, desistió. Tomar riesgos no era lo suyo.
- Mejor termina tu historia... & sé feliz, en otra parte del mundo. Hoy cenaremos juntos por última vez.
Corinne sintió como en silencio se quebrantó su pequeña alma de papel. Así, Corinne terminó de contar su historia: "... era como una neonata en esta vida, entonces se dijo a sí misma que sacaría hasta la última gota de provecho lo que le quedara de vida." Corine suspiró... "Fin."
Corinne se levantó, se dirigió a la mesa. Ambos comieron en silencio. Aquel silencio que se espesaba como la bruma en el exterior. Ella recogió los platos. Él los lavó metódicamente. Ella se dirigió a empacar. Él a poner sus cosas en orden para el día siguiente. Ella tomó un pequeño morral que él le había dado, guardó su vestido de papel & las pocas cosas que poseía. Él le dió unas platas & unos cobres para que comprara lo que necesitara. Ella caminó hacia la puerta, miró al rededor... aquella casa había sido su primer hogar. Él cerró los ojos un instante. Ella se acercó & le abrazó fuertemente. Él le regresó un abrazo gélido. Ella sonrió con una sonrisa rota & caminó hacia el bosque. Ella se perdió para siempre en el bosque, donde los caminos te pueden llevar a cualquier parte si no sabes a dónde vas.
Él regresó a su casa, tomó sus revistas de política & leyó de nuevo aquellos artículos, llegada la hora de dormir, apagó las brasas de la chimenea & la casa se ensombreció. << Mañana la tortuga será mía... >> pensó el pescador & se quedó dormido.
El pescador regresó a su faena diaria otra vez... Lanzaba el anzuelo al mar esperando a que el tesoro picara el anzuelo, pero lo único que regresaba en la punta eran peces que llegaban inocentemente al anzuelo. Así, la calma regresó a la vida del pescador, el desorden ordenado se instaló de regreso & la comida volvió a saber igual. << Esto... es tranquilidad. >> pensó.
Un día como otros, se fué a pescar. Tiró su anzuelo como todos los días. Se sentó, esperó a que algo picara para poder regresar el anzuelo & ver lo que se había enganchado. Así lo hizo siete veces durante la mañana, hasta que de pronto, algo muy pesado picó el anzuelo. << ¿Será lo que busco? >> pensó. Tiró del anzuelo, & de entre el mar sacó una masa de algas. Pensó que era otra vez sólo una masa de algas entonces estiró la mano para retirarlo de su anzuelo, cuando palpó algo sólido entre las algas marinas enredadas. Lo tomó & retiró todas las algas marinas & lo que vió fue un viejo libro de cubierta café, como la corteza de un árbol. Sin mucho interés, lo limpió & lo abrió. Las hojas estaban todas mojadas & la tinta que tenía estaba chorreada haciendo que todo lo que tenía escrito no se podía leer. Pensó en arrojarlo de nuevo al mar. Pero de pronto se escuchó un sonido extraño, como un sollozo. << Tanto tiempo frente al mar & la sal seguramente me han de estar volviendo loco... >> & justo cuando iba a tirarlo de regreso al mar, pensó en escuchar lo que el libro tendría que decir; de cualquier forma, si estaba loco pues ¿qué podía perder? & el libro le susurró: "Sécame... por favor." El pescador se asustó al escuchar lo que el libro tenía que decir. Lo dejó caer al suelo & de pronto se dijo << No puede ser... Aunque bueno, ¿cuándo me he pueso yo un límite que pertenezca a los simples mortales? >> Entonces lo recogió de nuevo, lo guardó en un pequeño morral donde llevaba la comida & siguió pescando hasta el ocaso. Esa noche el pescador intrigado llevó su relativamente nuevo libro a casa.
Ya en casa, puso leños a la chimenea. Aquella casa solitaria en la que habitaba el pescador estaba fría. Encendió los leños, puso una jarrilla con agua al fuego & comenzó por prepararse una cena simple, como todos los días. Se quitó el pesado saco que le protegía del frío, se quitó las botas de hule & se quitó la bufanda negra que se enroscaba como serpiente al rededor. Había que ordenar las cosas, digamos en un "orden" algo desordenado que el pescador conservaba. Cuando sacó las cosas de su morral, encontró el libro & lo puso cerca de las brasas para secarlo.
Cenó, leyó artículos de política & después de haber terminado de leer esos artículos, se disponía a dormir. Miró a su alrededor como todas las noches & de pronto recordó el libro que había pescado. Se levantó de su sofá & vió que la mayoría de páginas ya estaban secas, la tinta tenía formas extrañas pero ya más legibles. Así que comenzó a leer. << Érase una vez... >> & al sonido de su voz, el librito viejo & raído en sus manos comenzó a brillar con una luz muy ténue. & en las manos del pescador, el libro tomó una forma diferente. La luz se intensificaba & el pescador cerró los ojos. Cuando los estímulos luminosos ya no provocaban molestia, el pescador abrió sus ojos & el libro que había pescado era una muchachita de papel, con tinta sobre ella & la cubierta era su cabello.
Del asombro, él la soltó dejándola caer al suelo. Ella abrió sus ojos negros como tinta & débilmente le saludó moviendo una de sus manitas de papel. Ella desfalleció pues estaba muy débil. Entonces el pescador pensó... << ¿Qué hace débil al papel? >> La mente del pescador siempre iba más allá de lo que pensaban las personas ordinarias. Entonces para él, aquello era algo extraordinario, algo fuera de lo común. La respuesta: ella estaba húmeda aún, debía secarse por completo. La colocó cerca de las brasas para que terminara de secarse.
La observó mientras la muñequita de papel yacía en el suelo. Cabello algo corto, formado por la cubierta del libro, la piel blanquecina por el color de las hojas de papel pero sin un rasgo de tinta más que los labios la nariz & los ojos, el vestido que llevaba puesto tenía todas las palabras escritas en tinta. El vestido tenía mangas largas, el cuello en "u" & la falda del vestido era larga, hasta los tobillos & tenía muchos pliegues que intercalaban páginas del libro. En uno de los pliegues de la falda del vestido decía: "& ella cayó al mar por accidente..." En otro pliegue decía: "las manos de aquel extraño la sujetaron pero..." Todas aquellas eran frases inconexas. Honestamente, a aquel pescador no le apetecía mucho la lectura (por no decir que no le gustaba); pero ahora aquel libro estaba vivo. Montó guardia para ver si su libro viviente se salvaba sin quemarse pero el frío de aquel lugar, la noche & la faena diaria lo vencieron, dejándolo caer en los brazos de Morfeo.
Cuando despertó, como lo hacía religiosamente a las 4:30 am, abrió los ojos lentamente. Se movió despacio, levantándose del sofá & vió frente a él a la muñequita de papel sentada frente a él con los ojos bien abiertos. Él hizo una cara de susto, cuando recordó todo lo que había sucedido la noche anterior. << Pensé que era un sueño por un momento... >> pensó él mientras miraba frente a él una muñeca de papel saludándolo con una mano blanca como la nieve.
- Buenos días buen pescador. Mi nombre es Corinne. - dijo con voz amable.
- Buenos días Corinne... ehm... has llegado aquí de una forma muy extraña. - dijo el pescador.
- Lo sé. Perdone el importunio. - dijo bajando la mirada - Muchas gracias por haberme salvado de ser un coloide.
- No es problema. ¿De dónde vienes?
- De una biblioteca que unos bárbaros desarmaron durante la guerra. No sabría darle la ubicación.
- ¿Hay más como tú?
- No lo creo... muchos fueron quemados en el lugar. - adoptó un tono muy severo. - Sé que existen más como yo & espero que aún estén vivos.
- Bueno, búscales & vete a casa. - dijo el pescador fríamente.
- Señor... Yo... - hizo una pausa - No tengo un hogar. La biblioteca fué quemada, ya no tengo a dónde regresar. - su voz se quebró al final.
- ¿Pero qué puedes hacer tú aquí? Morirás de frío si te quedas.
- Señor... yo no siento frío o calor. Soy de papel.
- ¿Sabes qué hace un pescador?
- Pues van al mar a conseguir peces... ¿No?
- Exacto. Ahí hay agua & te puedes mojar. - le dirigió una mirada severa - Así que vete.
- ¿No puedo... quedarme?
- No. Vas a morir. Vete. - el pescador se dió la vuelta & preparó su morral para salir a pescar.
- Por favor señor... déjeme quedar. - le apretó la camisa con su manita de papel. - Hay una forma para que vuelva a ser humana, por favor... ayúdeme. - le suplicó.
- ¿Eras humana? - preguntó extrañadísimo.
- No. -hizo una pausa breve - Pero según la persona que me escribió, puedo llegar a tomar una forma humana si usted escucha toda mi historia.
El pescador pensó en las palabras de la muñeca de papel. Sabía cuales eran los riesgos: la muñeca se quemaría o se mojaría mientras fuera de papel & moriría así nada más. No podía tomar ese riesgo, él nunca tomaba riesgos de esa magnitud, jugar con una vida no era justo.
- ¿Hay alguna forma de que vuelvas a ser libro? - preguntó el pescador
- Ya no. Ya no puedo volver a ser libro... - Corinne sollozó en silencio mientras el pescador juntaba sus cosas, ella extrañaba la biblioteca.
El pescador tenía esa otra variable: la muñeca ya no puede volver a ser libro. Entonces si la muñeca ya tenía vida algo debía suceder. Entonces se dijo << No tengo más remedio que volverla humana para que encuentre un hogar & se vaya lejos de aquí. >> Se volteó & vió a Corinne sollozando con lágrimas de tinta que ensuciaban su vestido. Tomó las manos de Corinne & le limpió las mejillas de papel.
- No llores niña. Tengo una idea. - el pescador había tomado esa decisión tan difícil - Mientras seas de papel, no te llevaré conmigo a pescar, pero cada noche cuando yo regrese contarás una parte de tu historia.- Corinne iba a celebrar cuando el pescador la interrumpió - con una condición...
-¿Cuál condición? - preguntó Corinne con voz triste.
- Te irás al terminar tu historia. - dijo con voz severa.
- ¿Eso está sujeto a cambios? - preguntó Corinne.
- Ya veremos...- hizo una pausa - mientras tanto niña, quédate aquí, no te quemes & no te mojes.
- Está bien señor. Me quedaré aquí. - Corinne sonrió & despidió al pescador desde la puerta.
El pescador fue a su orilla a tirar su anzuelo mil & un veces, una tras otra, sólo peces salían a flote con su anzuelo en la boca, como de costumbre. Él pensaba una & otra vez en lo que había hecho. Realmente, el mar & la sal pueden volverlo a uno tan loco. Aunque quizá era el frío tempestivo del lugar.
Corinne por su parte, ordenaba la casa del pescador, con un orden realmente ordenado. Limpiaba el polvo, recogía la ropa, las cosas del pescador, las revistas & los periódicos... los ordenaba por orden cronológico de acuerdo al título de cada publicación.
Aquel día pasó & Corinne ansiosa de contar su historia lo esperaba sentada en la alfombra frente a la chimenea al lado del sofá. El pescador intrigado por lo que había hecho corrió a casa esa tarde, para entrar antes del ocaso & escuchar la historia. El pescador cansado entró & notó su hogar muy diferente, estaba un poco molesto, pero sabía que cuando terminara la historia & Corinne fuera humana, todo regresaría a su lugar. Así comenzó Corinne a relatar su historia, contándola como aquel escritor desconocido la relató sobre su vestido de papel. El pescador interrumpía el relato cuando llegaba la hora de dormir. Esa noche, su cabello ya tenía textura de un cabello como tal. Ella dormía en el sofá. El pescador con curiosidad acarició su cabello café con un dedo & sí, comprobó que aquel cabello era humano.
Al día siguiente se repitió el mismo ciclo, él salió a pescar, ella ordenaba la casa & leía las revístas de política del pescador. El pescador regresaba a casa antes del ocaso escuchaba la historia & de pronto, una parte de Corinne se transformaba en humana. Al segundo día, sus piernas eran humanas. & así se repitió el ciclo durante varios días & semanas Al tercer día, su abdomen era de carne & hueso. El pescador se dormía intrigado siempre, ¿cómo continuaría la historia? ¿Por qué había decidido cuidar de Corinne? Pero todo eso desvanecía cuando por fin, el sueño lo vencía.
A la segunda semana, toda ella estaba cubierta de piel, pero no sentía hambre ni otra necesidad humana. Ella parecía no notar el cambio, pues aún no sentía nada, sólo veía & olía. Al primer mes, ella ya tenía hambre, desarrolló el sentido del gusto. Cuando el pescador llegó a casa, notó que Corinne le decía que le dolía el estómago, cuando escuchó un gruñido proveniente del estómago de Corinne.
- Eso Corinne, se llama hambre. Debes comer 3 veces al día, desayuno, almuerzo & cena. ¿Comprendiste?
- Umm... sí... ¿pero qué es comer?
- Mira... - hizo una pausa & de pronto supo que debía enseñarle. Tomó una manzana & la comió, le dió el resto de la manzana para que se la terminara.
-Oh... ¿esto es comer?
- Sí Corinne... eso es comer.
- Creo que me gusta comer. - dijo sonriendo.
El pescador sonrió también. Era realmente como volver a vivir, pero con un ser que puede entenderte & contarte historias al anochecer.Desde entonces, el pescador siempre pescaba los mejores frutos del mar para que pudiesen comer. Al principio, el pescador cocinaba aquellas delicias de una forma práctica pero, pronto Corinne aprendió a cocinar & preparaba la cena cuando el pescador llegaba a casa. No más comidas sencillas. Corinne encontró un libro de cocina que era de la madre del pescador. Él se estaba habituando a la presencia de Corinne.
Al primer mes & una semana, ella ya tenía sensaciones táctiles como frío, calor, presión & dolor. Así que tenía más cuidado al cocinar, si se quemaba una mano le dolía & no sólo se dañaba. De acuerdo a todas esas sensaciones, ella aprendía cosas que nunca había sentido. Después de la cena, ella relataba su parte de la historia & se iba a dormir al sofá. Esa noche, el frío se sentía extraño... Ella se había habituado a la presencia del pescador, a sus ojos oscuros, su cabello rizado, su silencio & su atención. El viento polar azotaba aquella pequeña casa entre los árboles & se colaba dentro de la casa, evocando esa sensación diferente. Corinne podía sentirlo sin saber qué era.
- Disculpe... señor... Um.. tengo... algo. - dijo con pena
- ¿Qué es Corinne?
- Creo que - sus dientes castañeaban de frío.
- Tienes frío. Ven, toma esto - le dió un saco pesado para que se lo pusiera. - & esto otro. Deberás vestirte diferente ahora, ese vestido de papel no te cubrirá del frío.
- Muchas gracias se-se-señor. - dijo con mucha pena. Impulsivamente se acercó & abrazó al pescador. Él estuvo unos segundos & también la abrazó, cuando iba a cerrar los ojos en el abrazo, una punzada recordó que ella debía irse.
- Ve a vestirte Corinne. Podrías morir de frío. - la soltó.
Ella iba a quitarse el vestido frente al pescador pues ella no conocía la vergüenza, pero el pescador rápido le dijo que sería incorrecto, Corinne hizo sus preguntas curiosas & aprendió sobre el pudor. Entonces Corinne entró al baño & se quitó su vestido de papel & notó su piel. La tocó & era suave... acarició su cabello & notó su textura. Se puso rápido la ropa que el pescador le había dado & se fue a descansar.
Al primer mes & dos semanas ya era completamente humana. & con ello venían todas las demás sensaciones, las físicas & los sentimientos. Comprendía ahora, por qué el frío se sentía tan extraño, el frío era diferente cuando el pescador estaba cerca. Corinne podía sentir. Se sentía completamente humana. Eso también significaba una cosa: hora de partir. Esa fué la primera vez que Corinne entendió el dolor. Aquello parecía tan doloroso que hacía sentir algo dentro de su pecho, una especie de presión que le anudaba la garganta & ahí, en ese mismo momento aquel pensamiento hizo que brotaran lágrimas humanas de los ojos de Corinne. Eran diferentes de las lágrimas de tinta, porque estas, estas tenían una razón que ella podía sentir.
El pescador regresaba a casa después del ocaso esa tarde. Sabía que ya era hora de regresar a su rutina de antes, mentalizándose para la partida de Corinne. Una parte del pescador no quería que Corinne se fuera de su vida. Pero otra pensaba que era lo mejor. El pescador había renunciado a aquello tan humano que se llamaba "Amor" hacía mucho tiempo. Gustaba de ver la felicidad de otros, pero él pensaba que todo aquello nunca existiría para él. Durante su camino a casa, recordaba todo aquello que sucedió a partir de un libro viejo & raído. Él había ido al mar del norte con un sólo objetivo tan firme que eso no irrumpiría para nada en lo que más deseaba: cazar a la Gran Tortuga de Aza. Así que tomó todo aquello que sentía & lo empacó en un cofre en su mente & lo almacenó en algún espacio olvidado.
El pescador regresó a casa & encontró a Corinne sentada como todos los días al lado del sofá. Habían quedado que el día del último capítulo, comerían al final de la lectura. Así, ella comenzó a contar el último fragmento de la historia: " Emprendía el mismo viaje el pescador, una & otra vez, lanzando al mar glacial su poderoso anzuelo, persiguiendo lo que el destino le prometía..." A medida que Corinne relataba la historia, ambos sentían que se acercaba el final... Ella trataba de conservar la compostura & aceptar el destino que así sería: estar lejos uno del otro mientras contaba su historia. Ella pensaba que debería detenerse & decir lo que sentía... pero era así como lo quería el pescador & ella sólo era una invitada inesperada en su vida, no podría interrumpir el sueño & la vida del pescador... sería egoísmo.
Aquella punzada, real & dolorosa se clavaba en el ser del pescador, también quería detener una partida a la que no estaba preparado. Justo cuando ella contaba la última frase: "Entonces aquella mujer que había cambiado notaba que en su pecho latía algo más que su corazón, quizá era algo más grande que toda la existencia & que ella nunca podría comprender, pues era como una neonata en esta vida..." el pescador no lo soportó & la interrumpió, porque aquel dolor se hendía en sus entrañas & no lo dejaba respirar.
- Espera Corinne... No termines aún. - interrumpió el pescador.
- ¿Por qué? - preguntó con lágrimas en los ojos
- Quédate... un poco más. - dijo el pescador con un suspiro.
- ¿Quieres que me quede? - preguntó con un ápice de felicidad
- Sí... - hizo una pausa - ¿Hay alguna forma de que te quedes más tiempo?
- Aunque termine mi historia, puedo quedarme si tú así lo quieres. - afirmó Corinne con suavidad.
- ¿Estás segura? - peguntó el pescador.
- Sí, puedo quedarme... -hizo una pausa breve - Quiero... quedarme. - dijo Corinne con un tono suave.
- ¿Qué? - dijo atónito el pescador.
- Bueno... si tú quieres claro.
El pescador notó que por más que intentara rehuir a aquellos pensamientos que lo turbaban & lo tranquilizaban al mismo tiempo no podría hacerlo. Corinne se había hecho de un espacio en su mente tranquila, había dado cierta felicidad que le agradaba. La desición era toda del pescador... Pero el pescador, a pesar de haber dicho eso, desistió. Tomar riesgos no era lo suyo.
- Mejor termina tu historia... & sé feliz, en otra parte del mundo. Hoy cenaremos juntos por última vez.
Corinne sintió como en silencio se quebrantó su pequeña alma de papel. Así, Corinne terminó de contar su historia: "... era como una neonata en esta vida, entonces se dijo a sí misma que sacaría hasta la última gota de provecho lo que le quedara de vida." Corine suspiró... "Fin."
Corinne se levantó, se dirigió a la mesa. Ambos comieron en silencio. Aquel silencio que se espesaba como la bruma en el exterior. Ella recogió los platos. Él los lavó metódicamente. Ella se dirigió a empacar. Él a poner sus cosas en orden para el día siguiente. Ella tomó un pequeño morral que él le había dado, guardó su vestido de papel & las pocas cosas que poseía. Él le dió unas platas & unos cobres para que comprara lo que necesitara. Ella caminó hacia la puerta, miró al rededor... aquella casa había sido su primer hogar. Él cerró los ojos un instante. Ella se acercó & le abrazó fuertemente. Él le regresó un abrazo gélido. Ella sonrió con una sonrisa rota & caminó hacia el bosque. Ella se perdió para siempre en el bosque, donde los caminos te pueden llevar a cualquier parte si no sabes a dónde vas.
Él regresó a su casa, tomó sus revistas de política & leyó de nuevo aquellos artículos, llegada la hora de dormir, apagó las brasas de la chimenea & la casa se ensombreció. << Mañana la tortuga será mía... >> pensó el pescador & se quedó dormido.
El pescador regresó a su faena diaria otra vez... Lanzaba el anzuelo al mar esperando a que el tesoro picara el anzuelo, pero lo único que regresaba en la punta eran peces que llegaban inocentemente al anzuelo. Así, la calma regresó a la vida del pescador, el desorden ordenado se instaló de regreso & la comida volvió a saber igual. << Esto... es tranquilidad. >> pensó.
Subscribe to:
Posts (Atom)