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Tuesday, October 28, 2014

A Getaway Plan.

Aquellas manos suaves & cálidas que solía acariciar todas las mañanas se habían transformado en dos caricias heladas, desprendidas del mismo invierno. Aquella mujer con una piel iluminada por el sol se había convertido en la misma hija de la luna, su palidez, su temperatura, casi como un hielo, estaba enmarcada por aquellos cabellos que habían perdido luminosidad. Su mirada... Su mirada extraviada en algún sitio, dentro de aquella mente cuyas voces se hacían más fuertes que la suya misma. Su respiración contenida en aquella jaula torácica que se expandía & estrechaba con un ritmo casi imperceptible se había tragado la risa & el llanto por igual. Pobre aquella chispa que vivía dentro de aquello que parecía ahora más como un cadáver, había brillado & con la misma intensidad se ofuscó, hasta agostarse.

<< Es hora de su medicina... Le pido por favor que se retire. >> La enfermera lo repetía todos los días exactamente a las 5:35 p.m.; la hora de la medicina decía ella... Pero yo sabía que era la hora de decirle adiós a una parte más de la persona que conocí. Me despedí de ella esa tarde, como lo hice muchas otras veces, << Adiós Elle, te veo mañana. >> Ella no respondió nada... El silencio era su nueva voz & yo me entristecía al darme la vuelta. ¿Qué sucedió con Elle? Hacía años que no la veía reír o llorar, me contaban las enfermeras que siempre se sentaba por las mañanas a alimentar a las tortugas de un estanque & después, no se movía más. Llegaba por las tardes, la visitaba & no obtenía respuesta alguna. Así, pasaron 3 años en un letargo interminable. O eso era lo que creía yo.

* Ring... Ring... Ring... *

Son las tres de la mañana... ¿Quién será a esta hora? Me pondré la bata & contestaré.

Del otro lado de la línea telefónica la voz consternada de una de las enfermeras del sanatorio me preguntaba por Elle, había escapado del sanatorio esta noche. Sé que esta tarde no fui a visitarla, se me pasó por completo. No la fui a visitar. Claro que la buscaré. No, que no está aquí. ¿Cómo se les escapó? ¿Por qué escapó? Dios... Nunca sabré a dónde pudo haber ido. Soy la única persona que puede responder por ella & ahora, no sé por dónde comenzar a buscar.

***

Elle abrió una ventana que estaba en el despacho del doctor encargado, notó lo cerca que estaba de la calle, sólo debía caminar un poco más, para ser libre. Tomó una sudadera de color negro & se la colocó. Se despidió del lugar & se echó a andar. Ella llevaba puesto el jeans con el que había entrado al sanatorio, las mismas botas de piel color negro, la misma camisa gris con el estampado de sus cómics favoritos a los 20. La calle era un territorio totalmente nuevo, diferente. Las luces del alumbrado público la cegaban un poco, pero conforme se comenzó a alejar del sanatorio, sentía más deseos de correr. Era una mujer sin nombre & sin freno, sin pasado & sin recuerdos. Cuando la fatiga la venció se dio cuenta que estaba en una calle que parecía familiar. Ese aroma... café. Volteó & vio en uno de los locales al rededor con mesas, personas en ellas, comida, pastel, café. ¿Hace cuánto no bebía uno? Se acercó al vidrio que la separaba de su antojo & lo vio. De pronto, levantó la vista & un hombre la estaba observando. Ella al verlo, se sintió asustada, & como un cervatillo en el bosque, corrió a perderse entre la multitud. Colores, olores... texturas entre la multitud. Ya casi había olvidado a qué olía la ciudad... el smog, los perfumes, el frío... todo tenía un aroma característico. Seguía andando & encontró un puestecillo, donde las flores eran la atracción principal. De esas no había en el jardín del sanatorio. Rosas, claveles, girasoles... Olor, color... Algo que casi estaba olvidado. La encargada le preguntó si quería una flor, ella no sabía como responder a la cortesía. Puso de vuelta una orquídea que había tomado de un recipiente & se fue. Se puso las manos heladas entre las bolsas de la sudadera & siguió caminando entre la ciudad.

***

Claro que no se de ella. Si supiera, por su bien les avisaría. No sé nada de la familia de Elle. No sé dónde vive o dónde nació. Sólo sé que se llama Elle Stillwell. No sé señorita... Aún la busco. Espero que ustedes la estén buscando también. Gracias, manténgame informada por favor. Dios... aún no aparece... ¿Dónde te metiste Elle?

***

Elle había dormido en la puerta de una iglesia. El sacristán salió a tempranas horas de la mañana a limpiar el atrio & se encontró con una mujer. Llamó preciso al cura. Cuando ambos hombres habían llegado, la mujer se había esfumado. La mujer sentía hambre. Su estómago había a comenzar a hacer esos ruiditos que anunciaban las horas de ayuno que había pasado, pero eso no importaba, ella quería seguir andando. Pasó por diferentes calles & entró en un pequeño restaurante que servía la comida típica del lugar. Ella se sentó & le preguntaron por lo que quería comer, ella sin entender, sólo respondió dando su pedido. La mesera gentilmente le sirvió un café, le llevó el pan & ella lo veía. Cuando la mesera se retiró, ella devoró el pan. Elle no recordaba el sabor de un pan. La mesera llevó la comida a la mesa & ella agradeció & la comió. Cuando hubo terminado, la mesera que la atendió se acercó dándole la cuenta. ¿La cuenta? ¿Qué era eso? La mirada de incertidumbre de Elle no sabía como responder a la exigencia de la mesera. La mesera llamó a la dueña del lugar & justo cuando la dueña iba a cobrarle la comida, un joven de mirada gentil & suave le pagó la comida. Elle sentía vergüenza & escondió la cara entre las manos. La mesera & la dueña se marcharon de la mesa. & ese joven, de cabello rizado & mirada suave se había quedado ahí. Esperó un momento a que ella levantara el rostro pero no lo hacía. Así que él decidió hablar.

- ¿Te lo has comido todo?
- Sí... - Elle hizo una pausa - Gracias.
- ¿& cómo se llama la persona a la que invité?
- Elle. - dijo casi murmurando.
- Mucho gusto Elle. - se recostó sobre el respaldo & bebió un sorbo de café.
- Gracias... Hace tiempo que no comía algo así.
- ¿Has estado fuera?
- Algo así...
- Comprendo. - Bebió su café de nuevo - Me llamo Frank, por si tenías dudas...
- Oh... - la pena invadía a Elle. - Oiga... Yo quisiera agradecerle, pero no tengo nada.
- Mmm... Déjame pensar, ¿cómo esta señorita puede pagarme? - Elle le miró con miedo.
- Creo que debo... - Frank la interrumpió.
- Ya sé como. Probablemente te parecerá estúpido pero, ¿quisieras charlar conmigo, aquí mismo?
- ¿En verdad eso quiere? - Elle estaba incrédula.
- Claro, después de todo, yo también he estado lejos de este lugar... sólo regresé para recordar.

& así, Frank comenzó a hablar con Elle. Charlaron sobre el café, los lugares que Frank había visitado a causa de su trabajo, la charla se fue volviendo cada vez más amena & la acompañó un café más & una pequeña tarta de frutas la mañana se fue volando. & se despidieron, en la puerta del restaurante, Elle prometió verle al día siguiente para charlar más.

***

Elle Stillwell, así se llama. ¿Alguien la vio? ¿Dónde dijo? El Café Primavera, calle Plumrose, ahí la buscaremos. ¿Ustedes van a esa zona? Yo también iré. Gracias por la información.

***

Elle estuvo rondando toda la tarde en la ciudad, caminaba de aquí... para allá. Buscando algo que ni ella sabía qué era. Seguía a sus pies, como si ellos llevaran una ruta trazada inconscientemente. Se detuvo frente a una galería de arte. Aquellas obras, esculturas, lienzos... Eso la atraía inmensamente. Lo vio desde el otro lado del vidrio & por casualidad, Frank estaba ahí. Aquella casualidad los hizo sonreír. Elle estaba sonriendo. Se palpaba los labios con la punta de sus dedos & sentía eso extraño en su rostro. Pronto, él decía esas cosas graciosas que la hacían reir. ¿Risa? Hace cuánto no la sentía... De pronto, detallaba aquel rostro que hace unas horas era desconocido. Cabello rizado, abundante, sus ojos sinceros, de mirar oscuro, profundo... tierno. Sus labios expresivos. Su risa, era especialmente graciosa. Sus cejas gruesas, marcaban el compás de sus emociones. ¿Jugo de fresa? Gracias. & la charla continuaba en la banca de un parque.

Frank notaba algo peculiar en tan extraño ser. No eran los ojos negros, el cabello café, la piel pálida o los labios rosados. & tampoco eran las ojeras... Sus palabras, sus experiencias... Todo en ella era distinto, lejano a lo que conocemos. ¿Dónde habías estado Elle? Silencio. No, no... No quería incomodarte. Reanudó la charla con cosas más sencillas. Frank debía irse a acomodar su nueva casa.

Ella se sentía agitada... Elle había estado en el sanatorio, al norte de la ciudad. No, no estaba loca... Pero ese lugar era la tumba de los que no mueren, aquellos que están en ese estado de letargo, que se han consumido en sus propias vidas... Hasta que son solamente cenizas de lo que alguna vez fue. Frank no era más que un punto en el horizonte. Elle comenzó a correr hacia la dirección contraria. No sabía qué sentía. Tenía ganas de gritar, algo en ella dolía... Dolía mucho. Él era tan sublime, tan magno... pero a la vez, era tan sencillo, tan noble. ¿Cómo decirle? ¿Qué le diría? Era una fugitiva, sin más que un nombre que no sabía de dónde provenía... ¿Quién era Elle Stillwell? Aquella carrera en la ciudad la dejó exhausta. Hizo una pausa en medio de la agitada tarde, el aire parecía jamás entrar o salir de su cuerpo, dejó salir un suspiro que parecía petrificar los movimientos, las personas, los sucesos... el tiempo. El hálito que dejaba salir desde sus entrañas era visible en el frío, ahí ahogó el grito que se guardaba entre los pulmones & siguió caminando... ¿Hasta dónde podrá llegar con ese grito que le oprime el pecho?

***

¿Usted ha visto a esta persona? Sí, se llama Elle. ¿Dónde dijo? Soy su amiga, Selene. Si la vuelve a ver, por favor, dígale que me llame. Le dejaré mi número. No, no, mejor ¿sabe qué? Llévela a mi casa, aquí está mi dirección. Que Dios le bendiga.

***

Frank esperó a Elle en el café la mañana siguiente. Él esperaba con un ramo de tulipanes. Se había puesto una chaqueta negra, una camisa azul, su jeans favorito. Ya habían pasado 3 horas después de lo acordado. La mujer que había aparecido ayer & le había mostrado una fotografía donde estaban ella & Elle le había desconcertado. & las dudas comenzaban a aflorar, a borbotear en su cabeza como una sustancia espesa que entorpece el pensamiento... cuando hundido en sus dudas, volvió a ver & vio a Elle en la ventana, viéndole. Él salió & ella le confesó la verdad, sin mediar cortesías, directo a su corazón. Entonces Frank la observó... Una mujer sin pasado... sin recuerdos... Pero tenía algo más. Sin pensarlo dos veces, Frank la tomó de la mano & le susurró al oído: vamos lejos de aquí, donde nadie nos conozca... Yo te ayudaré a recordar Elle. Frank pidió dos cafés para llevar.

- Vamos a despedirnos de tu amiga, ella me encontró por la calle anoche. ¿Te parece bien?
- Sí, no quiero angustiarla más. - bajó el rostro -  Gracias Frank.
 
***

Elle dejó una nota, escrita en una servilleta. No creo que vuelva a verla... No... No la busque más. Dijo en la nota, que me buscaría pronto. Gracias...

Ay Elle... ¿Qué te has ido a buscar?

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