Dos calles más adelante, el cigarro ya se había acabado & encontró un bar-karaoke. La música capturó su atención. Entró al lugar. Las luces neón, las personas bailando, bebiendo. Tomó una mesa, encendió otro cigarro, tomó la primer bocanada de humo & centró su atención en un muchacho, el muchacho que servía bebidas a tres mesas de la suya. Él, en su afán, concentrado servía la orden de los clientes de manera precisa pero elegante. El peso de la mirada negra se hizo sensible para él. El volteó & tanto él como ella, no retiraron la mirada. En toda la noche, fue la primer sonrisa que aquellos labios escarlata dedicaban a alguien. Aquel contacto fue roto por una compañera que le llamó por su nombre. Ella siguió fumando tranquila.
El humo al rededor confería un aire etéreo & místico. Ella seguía observando a las personas, las veía reír & bailar. Aquel muchacho se acercó como se acercaba a los demás clientes del lugar.
- Buenas noches ¿qué desea ordenar?
- Una cerveza por favor.
- Con gusto.
Él presto se fue, & ella sonreía. <
Él llegó con la cerveza fría, ella apagó el cigarro. Él entregó la cerveza, le preguntó su nombre. Meredith preguntó seguidamente el de él. Charles preguntó si deseaba algo más. Ella pidió boquitas & le miraba mientras se marchaba. Ella estaba inmersa en la atmósfera que rodeaba a aquel muchacho; hasta que lo notó: ella era la tercera en la ecuación. Una muchacha delgada, muy bonita se acercó a el & le besó la mejilla. Él con media sonrisa respondió el beso. Una sonrisa triste. Ella se marchó del lugar.
La noche se añejaba, caminaba la aguja del reloj & ya Meredith había cantado tres canciones en inglés. Él la había visto, la había detallado. El lugar se quedaba vacío poco a poco, hasta quedar solo ella.
Ella se acercó a él mientras guardaba & todo lo demás. Comenzó con una conversación inocente. Que cómo te llamas, que qué haces además de esto, que si estudias, que cuántos años tienes... & terminó en unas cervezas fuera del lugar, bajo un cielo estrellado de madrugada. Tan pronto se acabaron las cervezas, el frío & las ganas de estar juntos mezclaron los labios de ambos en un beso cargado de pasión. <
Meredith se despidió con un beso suave... sonrió pícara & comenzó a caminar. Iba a sacar su cajetilla de nuevo cuando él saboteó el movimiento abrazándola por la espalda, le besó el cuello, lo mordió ligeramente haciendo todo su cuerpo temblar. Le arrebató la calma... la frialdad del corazón. Ella se dejó llevar por el instinto, por la locura de existir. Lo besó con tanta pasión, mordiéndole los labios, el cuello. Llegaron al apartamento de ella, no muy lejos de ahí. Importó un carajo quién era la otra; ella le arrancó la camisa, tiró bolso, las llaves de la puerta; él le zafó el vestido, ella quitó el pantalón... & los besos los llevaron a la cama. Qué sábanas ni qué nada... ella se dejó llenar profundamente por él & él enloquecía con ella. Los jadeos, las caricias... los orgasmos los dejaron exhaustos.
Eran las diez de la mañana. Ella estaba despeinada, salvaje... Él sobre ella con los ojos cerrados. Meredith abrió despacio lo ojos... lo veía descansar, la mano de Charles en su seno izquierdo. Meredith sonreía como nunca, no se movía para no despertar a aquel hombre con rostro de ángel dormido sobre su cuerpo.
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