Llevo una sombrilla por si a caso,
Llevo un huracán en la cabeza
& un reloj en la mano por si me atraso.
Llevo una alfombra voladora,
Llevo un pastel por si se te antoja
& la parte de mí más soñadora.
Déjame llevarte todo lo que tenga guardado,
Porque lo empaqué tan bien ahora,
Que no sé ni como abrirlo cuando esté empolvado.
Falta tanto tiempo para verte un segundo,
No importa si es hoy, mañana o hasta mil años.
Porque ese hecho es el que mueve mi mundo.
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Tuesday, January 28, 2014
Para W.[VII]: Hacia Plutón...
Wayne... La idea que te dije. Sólo debes saber una cosa: Te Amo & gracias por tu amor.
La conocía sin verla, sin saber cómo era, sin saber cómo se reía o siquiera cómo caminaba. Ella me conocía a mí sin haberme visto jamás, sin saber como era mi boca al hablar, sin siquiera saber cómo era mi risa... pero nos conocíamos, eso era lo que importaba.
Ella tenía detallitos de mi vida, ensaladas, frutas, madera, un beso, una palabra, "no te olvido", un "quédate conmigo" que nunca dije, un "espérame" que nunca mencioné; pero la hacía volver cada día a donde nos encontrábamos sin tocarnos, sin mirarnos... pero estábamos tan cerca. Yo tenía sus grandes detalles, sabía que estaba un poco loca, que le gustaba rescatar animales, que comía de todo un poco, que lloraba a escondidas, que soñaba con verme, que tenía 20, que hablaba con las voces en su cabeza, que para ella el cielo siempre tenía nubes que ver, que me decía un "te necesito" sin decirlo, que gritaba un "te esperaré" cuando me iba. Sí, me iba; pues claro si la vida en mi vida es tan ocupada... el trabajo, el hospital, mi familia, los perritos... estudiar. Se me iba la vida pensando en todas estas cosas, en los quehaceres, en las faenas diarias, en si me falta esto, si tengo lo otro... ¿Qué puedes hacer cuando todo lo que necesitas lo tienes que conseguir por tu cuenta? Nada más que trabajar & preocuparte.
En medio de la vorágine de pensamientos que ocupaba mi mente, pensaba siempre que ya se acercaba la hora para hablarle, para conocerla un poco más, para mantener una inocencia delicada, para sentir la curiosidad natural provocada por el misterio intocable que se escondía detrás de un velo finísimo. Ella misma admitía sentir esa curiosidad, ese cariño... ese afecto. Ella siempre esperaba ahí, en ese mismo lugar, escondida entre arbustos llenos de letras & palabras que leer. Ella se mezclaba con las sombras en derredor, sólo sus ojos sobresalían en ellos... pero No, no esperes que sus ojos sean claros, eran más oscuros que los míos, pero a través de ellos podías ver un mundo distinto.
"Préstame tus ojos por favor..." Dijo ella al verme llegar con unas palabras de más. Le di mis ojos, vio lo que miraba, observó lo que veía: los pasillos del hospital, mis pensamientos tan intrincados, las caminatas largas hasta mi casa, la escuela, la iglesia, el parque, la bandera de la municipalidad, la calle hacia arriba que finaliza con la tienda de doña Rosa, el patio, el árbol de duraznos, la casita vieja, los pinos, ella, mi cama, un deseo de fotografiar lo que se me cruza cuando aprecio su belleza, mi guitarra acústica, mi casa a oscuras... mis perros saludando, mis zapatos... ¡Ah! Todas esas cosas pequeñas que yo no suelo ver cuando estoy ocupado, las líneas del piso de mi casa, mis libros desordenados, papeles, documentos... cansancio. Ella supo que a pesar del cansancio siempre esperaba la ventisca cálida del viento para saber que ella estaba ahí, sabía que con sólo un momento en el día que fuera bueno, todo el resto valía la pena para mí; eso atesoró en su corazón... Pensó con su mente pero miraba con sus ojos. Sus palabras llenaron el ambiente con dulzura, sonaron en mi cabeza, anidaron en mi corazón.
Ella me dio sus ojos bonitos & oscuros, noté las calles que miraba, noté que comía de esa forma graciosa el pollo, que le gustaban los detalles chiquititos, que recordaba cada cosa que le parecía útil, que me veía en todas partes... que sin pensarlo estaba en sus pensamientos mucho más de lo que creía... miré los libros que leía, sabía que entendíamos uno mucho del otro... sabía que mi presencia perduraba a lo largo del día, incluso en lo peor, miré lo oscuro de su casa, lo viejo & empolvado de los recuerdos en las esquinas, las plantas en diferentes lugares, las rosas, las flores, los perros, el escritorio para estudiar, el escritorio para dibujar, los papeles, las fotografías enmarcadas en la sala, su cama arreglada, su habitación marfil, puesta la mesa, manteles nuevos, mi comida favorita, las velas & las flores recién cortadas del jardín... Todo aquello que era nuevo & extravagante para mis ojos... Eramos distintos pero tan similares. Hubiese querido apreciar más pero el cansancio hace corto el tiempo para ver con los ojos de alguien más, debía devolverle sus ojos & regresar a dormir. Cuando ella me devolvió mis ojos, me mandó un beso empacado en una ráfaga de viento frío & se retiró a dormir. Cuando la busqué entre las sombras de sus palabras, ella ya no estaba. Fue algo tan breve, pero tenía más sentido que mil años en la tierra.
Me recosté en mi cama, caí muerto del cansancio & dormí como un tronco... Sabiendo que al día siguiente debería despertarme a las 4:25 am.
& desde ese día, no la vi por muchos más. La buscaba entre los arbustos de palabras, entre el bosque profundo de sus letras, pregunté por los pasillos de sus poemas, me resbalé por el pantano de sus proyectos sin terminar; pero en vano fue. No aparecía nunca. Así pasaron los días, las semanas & los meses. De pronto el bosque se parecía más al Espacio exterior. Había más espacio entre cada conglomerado, & no, no eran islas, eran planetas. Todos tan distantes & lejanos planetas de palabras. & así nos alejamos soltándonos de la cadena de palabras pero siento que a la vez nos aferrábamos un poco más a los recuerdos... o eso esperaba, porque ya ni ella ni yo podíamos reencontrarnos por aquí.
Así, pasaron los meses... convirtiéndose en años... & los planetas seguían su recorrido al rededor de algo que no había visto aún & las fuerzas de atracción de los recuerdos fueron mermando... fueron dejándose... gradualmente, hasta soltarse. Olvidé lo que había visto esa noche. Lo olvidé... Después sólo hablaba de lo que tenían mis libros que habían succionado lo que conocía de ella, hasta convertirse en mi vida diaria, en mi daily basis.
Así un día regresaba en el metro. Ya era tarde, todos los pasajeros iban sentados, & créeme en donde yo vivo eso es muy difícil, yo estaba cansado, atareado, miraba hacia la ventana, fuera de ella todo era igual: los autos, las paredes con publicidad, las luces brillantes en la noche... hasta las confundía con estrellas por el cansancio & lo noté: estaba yo, como un planeta, recorriendo mi camino al rededor de mis expectativas, de mis deseos, de mis metas... pero me sentía solo. No tenía ganas de estar solo... quería sentir a alguien que me recibiera con algo cálido en casa, un aroma conocido, un abrazo, una sonrisa... Mis ojos se llenaron de agua, pero soy demasiado orgulloso como para que alguien me vea llorar, no bajé mi rostro porque sabía que si lo hacía sucumbiría a la necesidad de llorar, así que seguí viendo hacia la ventana, entonces mis ojos llorosos me hicieron notar en el reflejo de la ventana que una mujer con ojos muy oscuros me observaba con una sonrisa desde el otro lado. Me volví hacia ella & ella seguía ahí observándome con los brazos abiertos. No tuve más que preguntarme si era ella o no, tenía el cabello un poco desarreglado, raspones en las rodillas, usaba anteojos & su sonrisa era pacífica. Así que no tuve más que preguntarle "¿Eres tú?" Ella no respondió, sólo me dio un beso.
Se separó de mi, me miró fijamente& me dijo: "disculpa si no regresé a donde nos encontrábamos cariño pero no soportaba estar lejos de ti, así que me dediqué a buscarte, porque soy astronauta & sabía que tomaría tiempo llegar hasta Plutón."
La conocía sin verla, sin saber cómo era, sin saber cómo se reía o siquiera cómo caminaba. Ella me conocía a mí sin haberme visto jamás, sin saber como era mi boca al hablar, sin siquiera saber cómo era mi risa... pero nos conocíamos, eso era lo que importaba.
Ella tenía detallitos de mi vida, ensaladas, frutas, madera, un beso, una palabra, "no te olvido", un "quédate conmigo" que nunca dije, un "espérame" que nunca mencioné; pero la hacía volver cada día a donde nos encontrábamos sin tocarnos, sin mirarnos... pero estábamos tan cerca. Yo tenía sus grandes detalles, sabía que estaba un poco loca, que le gustaba rescatar animales, que comía de todo un poco, que lloraba a escondidas, que soñaba con verme, que tenía 20, que hablaba con las voces en su cabeza, que para ella el cielo siempre tenía nubes que ver, que me decía un "te necesito" sin decirlo, que gritaba un "te esperaré" cuando me iba. Sí, me iba; pues claro si la vida en mi vida es tan ocupada... el trabajo, el hospital, mi familia, los perritos... estudiar. Se me iba la vida pensando en todas estas cosas, en los quehaceres, en las faenas diarias, en si me falta esto, si tengo lo otro... ¿Qué puedes hacer cuando todo lo que necesitas lo tienes que conseguir por tu cuenta? Nada más que trabajar & preocuparte.
En medio de la vorágine de pensamientos que ocupaba mi mente, pensaba siempre que ya se acercaba la hora para hablarle, para conocerla un poco más, para mantener una inocencia delicada, para sentir la curiosidad natural provocada por el misterio intocable que se escondía detrás de un velo finísimo. Ella misma admitía sentir esa curiosidad, ese cariño... ese afecto. Ella siempre esperaba ahí, en ese mismo lugar, escondida entre arbustos llenos de letras & palabras que leer. Ella se mezclaba con las sombras en derredor, sólo sus ojos sobresalían en ellos... pero No, no esperes que sus ojos sean claros, eran más oscuros que los míos, pero a través de ellos podías ver un mundo distinto.
"Préstame tus ojos por favor..." Dijo ella al verme llegar con unas palabras de más. Le di mis ojos, vio lo que miraba, observó lo que veía: los pasillos del hospital, mis pensamientos tan intrincados, las caminatas largas hasta mi casa, la escuela, la iglesia, el parque, la bandera de la municipalidad, la calle hacia arriba que finaliza con la tienda de doña Rosa, el patio, el árbol de duraznos, la casita vieja, los pinos, ella, mi cama, un deseo de fotografiar lo que se me cruza cuando aprecio su belleza, mi guitarra acústica, mi casa a oscuras... mis perros saludando, mis zapatos... ¡Ah! Todas esas cosas pequeñas que yo no suelo ver cuando estoy ocupado, las líneas del piso de mi casa, mis libros desordenados, papeles, documentos... cansancio. Ella supo que a pesar del cansancio siempre esperaba la ventisca cálida del viento para saber que ella estaba ahí, sabía que con sólo un momento en el día que fuera bueno, todo el resto valía la pena para mí; eso atesoró en su corazón... Pensó con su mente pero miraba con sus ojos. Sus palabras llenaron el ambiente con dulzura, sonaron en mi cabeza, anidaron en mi corazón.
Ella me dio sus ojos bonitos & oscuros, noté las calles que miraba, noté que comía de esa forma graciosa el pollo, que le gustaban los detalles chiquititos, que recordaba cada cosa que le parecía útil, que me veía en todas partes... que sin pensarlo estaba en sus pensamientos mucho más de lo que creía... miré los libros que leía, sabía que entendíamos uno mucho del otro... sabía que mi presencia perduraba a lo largo del día, incluso en lo peor, miré lo oscuro de su casa, lo viejo & empolvado de los recuerdos en las esquinas, las plantas en diferentes lugares, las rosas, las flores, los perros, el escritorio para estudiar, el escritorio para dibujar, los papeles, las fotografías enmarcadas en la sala, su cama arreglada, su habitación marfil, puesta la mesa, manteles nuevos, mi comida favorita, las velas & las flores recién cortadas del jardín... Todo aquello que era nuevo & extravagante para mis ojos... Eramos distintos pero tan similares. Hubiese querido apreciar más pero el cansancio hace corto el tiempo para ver con los ojos de alguien más, debía devolverle sus ojos & regresar a dormir. Cuando ella me devolvió mis ojos, me mandó un beso empacado en una ráfaga de viento frío & se retiró a dormir. Cuando la busqué entre las sombras de sus palabras, ella ya no estaba. Fue algo tan breve, pero tenía más sentido que mil años en la tierra.
Me recosté en mi cama, caí muerto del cansancio & dormí como un tronco... Sabiendo que al día siguiente debería despertarme a las 4:25 am.
& desde ese día, no la vi por muchos más. La buscaba entre los arbustos de palabras, entre el bosque profundo de sus letras, pregunté por los pasillos de sus poemas, me resbalé por el pantano de sus proyectos sin terminar; pero en vano fue. No aparecía nunca. Así pasaron los días, las semanas & los meses. De pronto el bosque se parecía más al Espacio exterior. Había más espacio entre cada conglomerado, & no, no eran islas, eran planetas. Todos tan distantes & lejanos planetas de palabras. & así nos alejamos soltándonos de la cadena de palabras pero siento que a la vez nos aferrábamos un poco más a los recuerdos... o eso esperaba, porque ya ni ella ni yo podíamos reencontrarnos por aquí.
Así, pasaron los meses... convirtiéndose en años... & los planetas seguían su recorrido al rededor de algo que no había visto aún & las fuerzas de atracción de los recuerdos fueron mermando... fueron dejándose... gradualmente, hasta soltarse. Olvidé lo que había visto esa noche. Lo olvidé... Después sólo hablaba de lo que tenían mis libros que habían succionado lo que conocía de ella, hasta convertirse en mi vida diaria, en mi daily basis.
Así un día regresaba en el metro. Ya era tarde, todos los pasajeros iban sentados, & créeme en donde yo vivo eso es muy difícil, yo estaba cansado, atareado, miraba hacia la ventana, fuera de ella todo era igual: los autos, las paredes con publicidad, las luces brillantes en la noche... hasta las confundía con estrellas por el cansancio & lo noté: estaba yo, como un planeta, recorriendo mi camino al rededor de mis expectativas, de mis deseos, de mis metas... pero me sentía solo. No tenía ganas de estar solo... quería sentir a alguien que me recibiera con algo cálido en casa, un aroma conocido, un abrazo, una sonrisa... Mis ojos se llenaron de agua, pero soy demasiado orgulloso como para que alguien me vea llorar, no bajé mi rostro porque sabía que si lo hacía sucumbiría a la necesidad de llorar, así que seguí viendo hacia la ventana, entonces mis ojos llorosos me hicieron notar en el reflejo de la ventana que una mujer con ojos muy oscuros me observaba con una sonrisa desde el otro lado. Me volví hacia ella & ella seguía ahí observándome con los brazos abiertos. No tuve más que preguntarme si era ella o no, tenía el cabello un poco desarreglado, raspones en las rodillas, usaba anteojos & su sonrisa era pacífica. Así que no tuve más que preguntarle "¿Eres tú?" Ella no respondió, sólo me dio un beso.
Se separó de mi, me miró fijamente& me dijo: "disculpa si no regresé a donde nos encontrábamos cariño pero no soportaba estar lejos de ti, así que me dediqué a buscarte, porque soy astronauta & sabía que tomaría tiempo llegar hasta Plutón."
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