
Venía de un mundo inerte,
Cerré mis ojos, en otro mundo desperté,
Después de tanto dormir,
No recuerdo lo que era vivir.
Se apilaba la arena sobre mi ser,
Rellenandome de arena vieja
Que como un reloj de arena me hacía ver.
Desperté con mi propio sonido,
No sabía de donde había venido,
Pero en mi interior sonaba,
Sonaba y nunca acababa.
Se concentraba en mi corazón su latir,
Vaciando y rellenando segundos oxigenados
Que como un globo de helio, me hace vivir.