Hellen escribía cartas en silencio... Esas cartas eran para mí. Ni Eleonor sabía que eran... Me hacía sentir especial, aunque en su mayoría ella escondía toda su locura, todo su frenesí...
-Pues bien, Lucien. Deberías imitarlo. Me parece que ella se desahogaba de esa manera cuando te necesitaba. ¿Te parece bien escribirle cartas de vez en cuando?
-Se las escribiré todos los días.
-Cuando estés listo... Tráemelas.
-Mira esta...
Así Sophia tomó la carta en sus manos, aquella letra de alguna manera le parecía curiosa... Estaba a punto de internarse en un mundo lleno de vida... De amor. Abrió la carta y posó su mirada en las frases escritas con una caligrafía vigorosa... una caligrafía vibrante, y comenzó a leer...
***
Mirame a los ojos... Tremenda mirada la que siento fulminarme con sólo verte. No puedo sentir mi cuerpo... No más. Mira estas carnes... Aún estan firmes... ¡Aún son jóvenes! Tiritan al sentir el frío de tus labios en mi piel. ¡Arráncame la vida una vez más, fulmíname con tus ojos de lobo!
Pero... ¿Qué me hace sentir todo esto? Lo único que se es que me tomaste por sorpresa... Eres como un ángel... Pero tengo prohibido decirtelo... a menos... Que ya no aguante más. Estoy irracionalmente atraída hacia a tí. Mi hechicero, mi sol, mi lobo... Mi niño... y Mi hombre. Eso eres.... Mi todo Lucien. Te amo con locura... Sí. Te AMO con LOCURA...
Pero esto... Se queda entre las líneas de este papel... y mi silencio.
Att.
Hellen.
